El Hospital General Universitario de Elche cumple 35 años. La entonces Residencia Sanitaria abrió un 6 de mayo de 1978 y supuso un gran logro para los usuarios de la sanidad pública del Baix Vinalopó que habían demandado durante muchos años un centro asistencial para una comarca con miles de beneficiarios de la Seguridad Social que tenían que desplazarse hasta Alicante para ser atendidos. Pero el flamante Hospital, que tardó demasiados años en ver la luz y que se planificó para prestar atención especializada a los ciudadanos de Elche, Crevillent y Santa Pola, nació pequeño. Así lo consideran muchos entendidos que asistieron al "parto" y que vieron entonces cómo, además de los muchos años que se demoró el añorado proyecto, arrancaba con un tamaño más bien reducido para atender al Baix Vinalopó y, posteriormente, también al sur de la provincia (hay que tener en cuenta que por aquél entonces no existía ningún hospital público en la Vega Baja). Aquellas estrecheces planificadoras unidas a las raquíticas miras de futuro trajeron, años después, momentos de masificación, de camas en los pasillos, de protestas diversas, de denuncias públicas, de las largas listas de espera y de la primera huelga de médicos que se registró en el año 1987. El centro, que se gestó a través del Instituto Nacional de Previsión para depender después del INSALUD, crecía y, en la mayoría de las ocasiones por falta de espacio, lo hizo hacia dentro. Es decir, se "ocupaban" poco a poco dependencias interiores para canalizar las urgentes demandas del momento. Durante esos duros y, sin embargo, fructíferos años el centro apostó decididamente por la enseñanza académica (cientos de jóvenes médicos se han formado y se especializan en sus instalaciones con niveles excelentes); invirtió en innovación (demostrando que es posible atender al paciente sin que ocupe necesariamente una cama), impulsó una fecunda tradición investigadora (muchas de sus conclusiones han llegado a foros nacionales e internacionales) y, en definitiva, se esforzó en proyectar un futuro provechoso que es el presente del que disfrutamos hoy. En ese escenario sus instalaciones acogieron desde congresos internacionales hasta presentaciones de avances y planificaciones preventivas de gran impacto. Tal fue el calado social del nuevo centro que hasta llegó a funcionar una denominada asociación de "Amigos del Hospital" que impulsaba y defendía, incluso con el incentivo de la convocatoria de becas, una prestigiosa actividad docente y un rigor científico investigador.

Apuesta de futuro. Hoy, 35 años después de aquella sonada y esperada inauguración, el Hospital General de Elche, además de seguir apostando por aquello que impulsó a lo largo de estas intensas décadas -por una asistencia sanitaria óptima, por una formación universitaria de calidad y por una necesaria investigación- debería abrir nuevos horizontes. Un futuro en el que el experimentado recinto debería convertirse en el centro público de referencia de numerosos servicios sanitarios especializados para el sur de la provincia. Es evidente que los tiempos que corren son malos en lo económico y, lo que es peor, nefastos para la planificación y el sosiego. No obstante sería bueno que los responsables de la sanidad pública autonómica vieran en estos instantes de zozobra un momento ideal y oportuno para, por un lado, mejorar aún más la calidad asistencial en las instalaciones del Hospital General; y por otro, ampliar sus servicios. O lo que es lo mismo, y traducido a la practica, poder ofrecer habitaciones individuales aprovechando la menor presión asistencial del centro y planificar un uso inmediato de los 2.000 metros que han quedado libres en zonas como es el caso de Consultas Externas. Ese debería ser el norte inmediato para un Hospital que supuso un importantísimo avance, que supone una garantía asistencial y que debería suponer un reto en los horizontes sanitarios en el Baix Vinalopó y en la Vega Baja. Y desde luego no son buenas ni esperanzadoras las noticias que hemos conocido la pasada semana que hablan del cierre, en los meses de verano, de 100 de las 450 camas para la hospitalización, de la clausura entre julio y septiembre de la mitad de los puestos de la Unidad de Corta Estancia y de "precintar" la Unidad de Cuidados Respiratorios. Esas medidas diezman, aunque sea de forma temporal, la actividad sanitaria de un Hospital que nacía hace 35 años con la firme voluntad de prestar atención especializada a miles de usuarios que hoy, en tiempos muy difíciles, siguen demandando una sanidad pública, universal, de calidad y gratuita.