Esta provincia se ha caracterizado durante muchos años por tener una gran iniciativa empresarial. Sola y sin ayuda de nadie, fue capaz en el último tercio del siglo pasado de crear sectores económicos punteros, como el calzado, el juguete, el textil, el turrón, el mármol y hasta las especias. También, por su situación privilegiada, desarrolló una potente industria turística y, a la sombra de ella, una no menos importante actividad de construcción. Aquella fue una época de grandes emprendedores, de empresarios que no se amedrentaban ante nada y que tuvieron la valentía de coger la maleta y salir casi con lo puesto a batallar en los mercados internacionales a la búsqueda de clientes. Pero eso fue hace 50 años. Sin querer generalizar, porque todavía existen algunos descendientes de aquella estirpe que siguen los pasos de sus padres y abuelos, la especie de empresario dominante en estos momentos es la que se ha acostumbrado a vivir a la sombra de las administraciones públicas, la que no ha tenido reparos en doblar las rodillas ante el poder político en busca de favores y prebendas, la que ha hecho negocio por los turbios caminos de las comisiones, del amiguismo y del servilismo. Pero llegó la crisis y la vaca que tan generosamente repartía su leche entre aquellos que le eran más fieles tiene secas las ubres, ni da ni tan siquiera puede hacer frente a aquello que se comprometió. Huérfanos del padre que les acostumbró a facilitarles todo, a marcarles el camino, lo que nos ha quedado es un tejido empresarial que llora por la leche derramada, que patalea porque las cosas ya no son como eran y que ahora levanta la voz para reprochar una forma de administrar el dinero de todos de la que ha sido cómplice durante muchos años. Con esos mimbres nos enfrentamos a la mayor crisis económica que ha sufrido este país y que azota por los cuatro costados a esta provincia. Y, para salir de ella, no basta con reformas laborales que facilitan el despido, ni con rebajas salariales o recortes de servicios públicos, necesitamos empresarios, pero de los de antes.