En Alicante, en mi opinión, tenemos en estos momentos la pesadilla de la lacra del paro que se ha cebado especialmente con esta provincia por culpa de la burbuja inmobiliaria. No obstante, después del enorme esfuerzo y sacrificio de todos y con las ayudas europeas, así como con las nuevas medidas económicas y bajadas de impuestos, aprobadas por el Gobierno, confiamos que poco a poco se vaya solucionando. Pero además, existe un problema específico de la máxima actualidad y es la llegada del AVE a nuestra ciudad.

Sobre este asunto quiero recordar que hace muchos años llamaban poderosamente la atención las «Cartas al Director» por la inusual movilización que despertó este evento en amplias capas de la sociedad alicantina, sobresaliendo la Plataforma Renfe de la Florida, Benalúa, Alipark y San Blas, porque los raíles del tren impedían la comunicación normal entre dichas barriadas. Recientemente, al exponerse públicamente el nuevo proyecto, han presentado unas alegaciones muy bien elaboradas y dignas de tenerse en cuenta.

Por supuesto que en el debate abierto habían discrepancias, entre ellas las de algunos que estando ya el plan de soterramiento de la estación consensuado entre todas las administraciones afectadas, propusieron desplazar el AVE junto al aeropuerto de El Altet, a más de 9 kilómetros de Alicante, dejando a la capital de la quinta provincia de España en número de habitantes sin estación de AVE, con la agravante de que, mientras se discutía si eran galgos o podencos, la crisis del ladrillo nos cogió de lleno, hasta el extremo de que estando su llegada prevista para el 2007 se retrasó seis años. Y la estación Intermodal soterrada, clave para resolver el problema crucial de las lanzaderas, ni está ni se le espera. Y es que aquí donde da la impresión de que todos los planes, por beneficiosos que sean para la ciudad, se cuestionan. Mientras tanto, nos han adelantado Málaga, Zaragoza, Huesca y Valladolid.

Para más inri, resulta que, tal como habían calculado los técnicos, el AVE a Alicante es uno de los más rentables de España. Consecuentemente, lo más justo sería que las obras pendientes se acortaran lo máximo posible. Sobre todo si tenemos en cuenta que Alicante y su provincia son zonas eminentemente turísticas, destacando por el número de visitantes Torrevieja y Benidorm. Y que esta, según los datos oficiales, ocupa el tercer puesto en España -después de Madrid y Barcelona- en pernoctaciones.

Pues bien, me atrevería a decir que, antes de finalizar el rodaje, la película ha dado un giro espectacular. Si antes comenté el descomunal debate de la sociedad alicantina acerca de la llegada del AVE, ahora han entrado en escena, con sus reivindicaciones, la citada Plataforma Renfe y la Fundación Proave de Federico Félix, quien en su columna, publicada en INFORMACIÓN el pasado 13 de julio, se quejaba y escribo textualmente «del maltrato en materia de inversiones al que los sucesivos gobiernos de España nos tienen sometidos de forma sistemática», «Se va a hacer lo que sea menester y reivindicar a quien sea necesario para que el Gobierno, una vez más, no nos deje de lado en los próximos Presupuestos del Estado». Y afirma que «durante el periodo 2000-2014, hemos recibido 6.450 millones de euros menos de los que nos corresponde con arreglo a la media nacional. Y en 2014, la inversión asignada a la Comunidad en los presupuestos del Estado, es tan solo de 121,4 euros por habitante, frente a los 209,55 de la media española, los 490,2 de Galicia y los 556 de Castilla-León».

Hay más datos relevantes en el mismo sentido, pero los omito porque figuran en el escrito mencionado. Lo más significativo es que estas históricas reclamaciones las avalan las organizaciones empresariales de la Comunidad Valenciana, como Cierval, CEC, Coepa, cámaras de comercio, cámaras de contratistas, AVE y Proave, poniéndose al frente de las mismas el presidente de la Generalidad, Alberto Fabra, quien siguiendo esta línea ya ha solicitado una reunión con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Para finalizar, solo me resta exponer que no me convence el nombre de «Terminal» con el que se ha bautizado a la estación. Parece una imitación de la Estación Términi de Roma, pero no suena igual. A estos efectos, me permito recordar que hace tiempo tuve a bien proponer a las autoridades locales el nombre de «Alicante, estación Costablanca» que, según me informaron, fue rechazada por los gestores de Renfe. Espero que la idea sea reconsiderada. Además, la marca Costablanca, es un logotipo conocido por los millones de turistas que nos visitan todos los años. Y lo mejor es que se puede conseguir con un mínimo presupuesto.