El cinco de agosto de este año pasará a la historia como un icono en pro de la lucha de los Derechos Humanos. Las redes sociales empezaron a resonar sin parar. Mi amiga Rosario, desde el otro lado del mundo, me avisaba de la buena nueva, Estela de Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, encontró a su nieto Guido después de treinta y seis años de búsqueda. Esta magnífica mujer, símbolo de la libertad donde los haya, se ha convertido en la abuela de todo el pueblo argentino y también de quienes creemos que vale la pena seguir luchando por un mundo mejor sin desfallecer jamás.

En mayo de 2011 tuve la suerte de acudir a la sede de Abuelas con mi amiga Ana Antonia durante mi viaje a Argentina y en ese espacio tan acogedor, los mensajes en favor de la justicia, la memoria y la igualdad impregnaban el ambiente de tal manera que podías sentir que gracias a instituciones como la de Abuelas el mundo era mejor.

No pude conocer a Estela pero sí a Buscarita Roa, que había recuperado a su nieta Claudia unos años antes; para mí fue un momento único e irrepetible que quedará grabado para siempre en lo más profundo de mi corazón. Esta abuela, Buscarita, además vivió la discapacidad en primera persona con su hijo asesinado por la dictadura de Videla y pudimos compartir anhelos, luchas y logros. Por ello, nunca olvidaré ese momento como tampoco podré olvidar el cinco de agosto, porque ha sido el día en que compruebo que, a pesar de todo, la justicia existe y tiene nombre de mujer y se llama Estela de Carlotto.

Además, en esta misma fecha en España se cumplieron setenta y cinco años de la ejecución de las conocidas como «Las 13 rosas», aquellas jóvenes luchadoras incansables a las que simplemente asesinaron por defender aquello en lo que creían. Hoy, seguramente, aquellas trece valientes mujeres estarán felices de celebrar su aniversario de esta forma.

Ismael Serrano me acercó a todas ellas con sus canciones para recordarme que la única lucha que se pierde es la que se abandona. Gracias, Estela; gracias, Abuelas. Seguiremos luchando.