La neurosis puede resumirse, en términos llanos, como un dolor emocional excesivo. Ese dolor puede generar fobias, hiperactividad, depresión, agresividad, dependencias u obsesiones, pero casi siempre va acompañado de mucha ansiedad, y una marcada incapacidad para reducirla.

Según algunos autores, el origen de la neurosis se encuentra en la imposibilidad de una persona para aceptar que ya no es un niño y que, como adulto, se encuentra solo en el mundo. Es decir, desprotegido; sin el amor incondicional de su madre. El sujeto neurótico sufre casi constantemente por este vacío, por esta ansiedad. Sus miedos le vuelven desconfiado y tiende a protegerse bajo múltiples escudos. Busca desesperadamente la seguridad por medio de complejísimas estrategias. Una de ellas es la complacencia, tratar de tener a todos contentos. Sacrificar la propia felicidad, que en realidad no experimenta, con tal de alcanzar su objetivo. Otro mecanismo es el autocastigo: aceptar el sufrimiento y ensalzarlo como un modo de vida. Lo que podría ser un tipo de sublimación poco sana. Pero existen tantos estilos de afrontamiento como personas con esta dificultad.

La gestión del tiempo es también un problema para la persona neurótica. Esperar, o retrasar la recompensa, les es enormemente costoso. Quieren las cosas ya. Y de modo similar, las ofrecen ya. Si alguien necesita ayuda, rápidamente acudirán. Esperar a conocer el resultado de un examen, o comprobar si, con el paso del tiempo, un problema mejora, resultan situaciones enormemente dolorosas.

Los rituales o conductas repetitivas, como santiguarse o tamborilear los dedos sobre una mesa, son igualmente características que acompañan a esta personalidad. Como son muy temerosos, también es fácil que se sobresalten ante cualquier ruido o suceso inesperado.

Mirado desde otro prisma, podemos pensar que, nuestra sociedad neocapitalista también fomenta, de alguna manera, la aparición de síntomas neuróticos entre sus habitantes. El estrés, la prisa para llegar al trabajo entre atascos, las estrategias publicitarias que tratan de provocar una respuesta rápida de compra que, a su vez, nos genera frustración al vernos incapaces de adquirir todo aquello que nos «posicionaría» allí donde queremos estar. Los omnipresentes sistemas de mensajería instantánea que nos permiten comunicarnos en tiempo real con un montón de personas generando un flujo de mensajes que nos vemos obligados a atender en cualquier situación? Se ha demostrado que tanto la acupuntura como el tratamiento medicamentoso resultan eficaces para reducir los síntomas ansiógenos de esta enfermedad.