Este lunes, Pere Rostoll, jefe de sección de Política y Economía de esta cabecera, colgaba el siguiente post en su muro de Facebook: «Arranca un mes apasionante /?/ la campaña electoral más decisiva, abierta e incierta en la que he trabajado durante mis casi veinte años de profesional del periodismo: seis partidos con opciones de llegar al gobierno y a la vez de quedarse en la oposición tanto en la Generalitat como en los principales municipios. Lo nunca visto. Nadie sabe lo que pasará. Y el que lo diga, desde luego, está faltando a la verdad».

Coincido plenamente con su diagnóstico, como lo han hecho otras 140 personas más que le han dado un «me gusta» a la entrada. Y es que, visto lo visto, y en esta situación de hastío con una opinión pública líquida, todo -o casi todo- puede pasar. Lo único que tenemos seguro es que no tenemos ni idea de lo que sucederá al final.

Hace ya mucho tiempo que todo tipo de encuestas -de partidos, medios, bancos y empresas- nos vienen bombardeando semanalmente. Como dicen los entendidos y los perjudicados, «son una foto fija» y sólo «apuntan tendencias». Mentiría si no les digo que, como entusiasta de la comunicación política que soy, las busco y las consumo como la que más. Sin embargo tengo que confesar que las he recibido con cierto escepticismo. No porque no crea en la pericia de mis compañeros sociólogos e investigadores de mercado, sino porque la indeterminación de muchos factores me invitaba a la incredulidad.

Hasta ahora, las predicciones sobre el voto autonómico y local se habían hecho sin conocer con certeza listas, candidatos, programas y estrategias: estaban al rebufo de las marcas de partido y de los líderes a escala nacional. A partir de esta semana, sin embargo, las cosas cambian, puesto que se deberían de comenzar a desvelar algunos misterios que pueden resultar determinantes en una gestión «de cercanía».

En primer lugar se han destapado ya los «elegidos» para las listas. Sabemos sus nombres?pero, aún, poco más. En general, para muchos, la mayoría son señores y señoras desconocidos que, en menos de un mes, ¡van a ponerse manejar parte de nuestras vidas! Y es que, aunque algunos les pese y otros se alegren, el 25 de mayo el líder o lideresa que tanto gusta o disgusta en la tele, no gestionará ni su comunidad ni su ciudad. Por desgracia o por suerte, sí lo harán unos sujetos de cuya experiencia, reputación, capacidad y trayectoria deberían informarnos extensamente. No estaría de más repasar con esmero los currícula y las historias vitales de quienes pueden condicionar las nuestras. Por aquello de poder evitarnos algún que otro disgusto luego.

En segundo lugar, se abre la veda en campaña para el striptease de «propuestas». ¡Ya era hora! Porque algunos, por no enseñar, aún no han enseñado ni el frontal del programa electoral (yo no sé si por pudor o inexistencia). Les basta con sugerirnos idearios y generalidades a partir de mantras y frases hechas. Es cierto que los menos han mostrando ya (algunos con mucha sensualidad) ciertos «proyectos estrella»? ¡pero a nivel nacional! Morimos por escuchar las soluciones específicas y concretas de cada partido para esta comunidad. En varias? o en una sola entrega, a estas alturas nos da igual.

Como venimos curtidos de desengaños, los ciudadanos tenemos que tomarnos estas elecciones muy en serio: no podemos permitirnos el lujo de volver a equivocarnos. Nadie dijo que la tarea fuese fácil.

Discutía de esto el otro día con amigo cuando en un momento dado sentenció: «Mira Marta, votar en autonómicas y municipales es como comprar un perfume para regalarle a tu mujer el día de la madre». ¡Menuda ocurrencia!, pensé. Sin embargo, no iba desencaminado: de hecho, la metáfora está genial. ¿Quién no se ha desplazado hasta un centro comercial, en busca de una colonia concreta, seducido por la modelo bohemia que protagoniza su publicidad? ¿Quién no, después de embadurnarse generosamente con el probador, ha tenido que descartar la fragancia porque atufa? Y ¿quién no ha acabado, finalmente, llevándose una esencia de la que ni siquiera le gusta el embalaje pero que le huele genial?

En cuestión de perfumes (como en cuestión de elecciones autonómicas y locales) parece que una cosa es la imagen de marca y otra puede serlo el producto final. Antes de resolver, para acertar, vamos a tener que estar muy dispuestos a olfatear y a testar. Si no, corremos el peligro de acabar apestando.

PS: Mi columna está dedicada a las mamás a las que sus niños pequeños han regalado hoy, ufanos, un frasco de colonia de un superhéroe?. ¡que les durará años! ¡Feliz día a todas!