Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Francisco Esquivel

Con alma de campeón

Jesús Paredes, íntimo del añorado Sabio de Hortaleza, colocó a los invidentes en la sede de la Once unas cintas de audio grabadas en el vestuario para que vieran que, en aquella Eurocopa de 2008, un jugador fue alma del equipo campeón sin jugar un minuto: su nombre, Andrés Palop.

Puede sonar extraña una aseveración así si no fuera porque se trata del guardameta que se trata. Justo un año antes, cumplido el minuto 93 de encuentro, su equipo estaba a esto de despedirse en octavos sobre el césped del Olímpico de Donest de la competición continental de la que poseía y posee el trono. Se trataba de la última acción del partido. Dani Alves se dirigió al banderín de córner y colocó un centro preciso en parábola que cayó unos pasos delante del punto de penalti. Allí emergió una cabeza, sin marcador alguno en las cercanías, que mandó el regalo al fondo de la red.

Los comentaristas tardaron en cantarlo; los seguidores, a primera vista, no entendían lo ocurrido... No había sido Kanouté ni Luis Fabiano ni Escudé ni Poulsen ni siquiera Antonio Puerta, ángel de la edición anterior. Lo había metido un señor de negro que andaba por allí y que naturalmente hoy aparece al frente del Alcoyano. Por leyendas, deben estar hechos el uno para el otro. Sin un porterazo haciendo de las suyas en retaguardia es imposible que ningún club brille en la temporada. El ídolo del tercer portero de la selección hoy es el mismo que no quería que esa Eurocopa terminara nunca.

Para quien no lo sepa, Palop es un enfermo y un estudioso que tiene al equipo de la Montaña disfrutando de una temporada ilusionante. Igualito que su Valencia. Si cuaja en el banquillo y pinta tiene, no sería de extrañar que en menos de lo que nadie podía sospechar suene para hacerse cargo del destino de Mestalla. Salvo que antes, claro está, se lo agencie Monchi.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats