¿A nadie en Fomento, Renfe y Adif le parece una aberración que los horarios de los trenes de cercanías no estén adaptados a la llegada del AVE, sobre todo en verano? El tren de alta velocidad ofrece la ventaja de que una persona puede llegar en apenas dos horas desde la capital de España hasta las playas de la provincia de Alicante. A los madrileños les interesa y a los alicantinos, para qué engañarnos, más. Lo que alguien de Fomento, Renfe y Adif deberían saber es que la Costa Blanca no empieza y acaba en la ciudad de Alicante, sino que hay poblaciones como Benidorm, Elche y Torrevieja, que tienen también su clientela entre quienes se suben al AVE en la Estación de Atocha. Llegar en dos horas a Alicante, procedente de Madrid, y tener que esperar un domingo en la estación alicantina una hora y cuarenta y cinco minutos para subirte a un cercanías que te lleve a Elche, no hay santo que lo resista. Atenta a la lógica, al sentido común y hasta al interés económico que un viajero tarde menos en llegar desde Madrid a Alicante que desde la capital de la provincia a Elche y no digamos ya a Murcia. Hacer esperar hasta una hora a quienes desde Madrid llegan en el AVE para subir en un tranvía con destino a Benidorm es también un despropósito difícil de justificar. Estos tiempos muertos son inaceptables siempre, pero mucho más en verano, en un mes vacacional como es agosto y en una zona que se debe esmerar por dar la mejor atención a quienes nos visitan después de habernos escogido en comparación con otros lugares de destino vacacional. Es una burla que se incluya en el billete del tren de alta velocidad, de manera gratuita, el enlace con el sur de la provincia a través de los trenes de cercanías, como un atractivo más para utilizar la alta velocidad y en la práctica el tiempo medio de espera sea de 40 minutos para poder llevar a la práctica ese enlace. No parece lo más conveniente para el sector turístico que se afana en dura competencia, ni para Fomento, Renfe y Adif, aunque sigan dependiendo de los presupuestos públicos.