Las dos averías sufridas en el intervalo de menos de una semana por el tren que cubre el trayecto entre Alcoy y Xàtiva no han hecho otra cosa que poner en evidencia la precaria situación en que se encuentra la línea, que funciona prácticamente cogida con pinzas.
La estrategia perfectamente planificada de dejar morir este ferrocarril por falta de inversiones ha estado a punto de cumplir su propósito, hasta tal extremo que hoy en día va arrastrándose materialmente por unas vías repletas de curvas y en un estado bastante mejorable, y tardando casi el mismo tiempo en cubrir el viaje que cuando se inauguró hace nada menos que la friolera de 112 años.
El problema es que si el Ministerio de Fomento no se ha sonrojado nunca a lo largo de los últimos tiempos por incumplir reiteradamente sus compromisos en cuanto al proyecto de modernización de la línea, imagínate ahora que ni siquiera hay gobierno.