Mi padre decía que la inversión inmobiliaria crece como la espuma del champán. Aunque para recuperarla hay que vender, que no es tan fácil.

Alicante debe asumir su condición de zona de turismo residencial, una ciudad como la nuestra no se puede permitir el lujo de no contar con un plan urbano. Muchos empresarios, pequeños y grandes, andan entre incrédulos e iracundos con cómo funciona esto del urbanismo aquí. Entre pegas, papeles y gélidos traslados no tiran para delante ni un proyecto.

Muchos tirones económicos han dado prosperidad y trabajo a la gente en el sector inmobiliario y promotor. Ahora estamos en un momento de aprovechar, tener liderazgo, vendernos bien y trabajar firmes. Nada como la construcción impulsa tantos sectores en empleo y empresas afines, piénsenlo.

Evidentemente en este siglo y en este momento es exigible que las cosas se hagan con respeto al patrimonio y con todas las bendiciones, pero que se hagan.

La arqueología y el conocimiento no pueden ser enemigos de los constructores y propietarios/promotores. El cuidado del patrimonio histórico debe beneficiar a todos. Todavía está por pagar la culpa de haber perdido la fachada del Monumental, la Aduaneta, los restos de la Albufereta, de Benalúa, del puerto medieval, la Puerta del Mar, la casa junto al Mercado Central y hasta el aluminio en las ventanas de la casa Lamagniere y los áticos de Carbonell, además de un largo e interminable y doloroso etcétera.

Por ser positivo aprovechemos este tiempo para poner cordura y medida a las iniciativas que hacen progresar y demuestren que eso no significa paralización, ni ladrillofobia ni estigmatizar a todos los empresarios (mejor a ninguno)

Se puede ser muy monolítico e injusto desde cualquier ideología. Ser diferente y mejor no viene dado por ser de un pensamiento u otro, hay que demostrarlo trabajando por la gente a la que representan, te apoyen o no, sean de los tuyos o no.

Alicante debe estar por encima de las diferencias y de las venganzas políticas peregrinas e inútiles.

Lo tenemos todo -clima, servicios, seguridad, conexiones- todo mejorable pero lo tenemos, nos queda creerlo, saberlo y demostrar que esta tierra está preparada para acoger a gente de todo el mundo para vivir. Es lo que tenemos. De lo que vivimos y de lo que vivirá la ciudad por los siglos de los siglos a no ser que quede petróleo bajo La Británica.