os emergentes se han sumergido en el mar de la realidad. Podemos y Ciudadanos han descubierto que la política es, también, pugna, lucha, tácticas y estrategias por el poder. Por el poder político en las instituciones: gobierno, comunidades, ayuntamientos, y otras menos visibles. Y también es lucha por el poder interno de los partidos y de las agrupaciones de cualquier tipo. Mandar en las respectivas organizaciones, en la dirección, en los órganos de control, en los que discuten y deciden los temas estratégicos, en los que arbitran o juzgan sobre conflictos internos. La conquista del poder político se presenta como un medio para transformar la sociedad, o para que no cambie. Pero este es otro tema.

La política de oponerse al que manda era la única posible en la época de la resistencia a la dictadura. No había que proponer alternativas, ni programas viables de gobierno. Las luchas internas por el poder en las organizaciones clandestinas existían igual que hoy o más, aunque nos enterábamos menos. Fernando Claudín o Jorge Semprún fueron expulsados del PCE, o la dirección del interior derrotó en Surennes a la dirección del PSOE en el exilio con los jóvenes sevillanos al frente. Eran luchas por el poder y por imponer distintas estrategias, pero eran luchas sordas y mudas que rara vez trascendían a los creyentes hasta meses o años después. Los sindicatos -CC OO y UGT- y algún partido siguió con la misma dinámica de oposición sistemática al que mandaba, incluso en la democracia.

Los partidos emergentes se han tenido que hacer mayores en pocos años, a uña de caballo, porque han tocado poder político tras las elecciones, bastante, pero no han asumido responsabilidades de Gobierno. Ciudadanos ha pretendido condicionar a los distintos gobiernos con acuerdos de investidura, desde la oposición. Podemos se asustó ante la posibilidad de apoyar a Pedro Sánchez, o a Susana Díaz, o de formar parte del gobierno valenciano. Pero sus votantes no les han llevado a las Cortes o a los parlamentos para eso. Creo yo.

Ciudadanos parece que ha encontrado el destino que los hados le tenían reservado, o su vocación, en la bisagra política. La providencia también parecía habérsela reservado a UPyD. Quiere ser el que incline la balanza a izquierda o derecha. Ahora, o a partir de ahora, participando en las responsabilidades de Gobierno, definiendo programas y asumiendo la gestión de los mismos. Ha perfilado sus principios políticos declarándose liberal progresista; o mejor dicho, abjurando de la socialdemocracia. Aunque cayendo un poco en el marxismo, el de Groucho. La renuncia a la socialdemocracia posiblemente ha dejado descolocado a algunos como Carolina Punset y resituado a otros, como a José Manuel Villegas. El tiempo nos lo dirá.

En el caso de Podemos las diferencias se han marcado mas a medida que se perfilan las dos opciones mayoritarias. Las diferencias son de propuestas estratégicas, pero también de la organización interna, o sea, del poder en Podemos. Errejón no pone en cuestión la figura de Pablo Iglesias como líder, pero le dice lo que hay que hacer en la propuesta estratégica y busca la mayoría en el Consejo Ciudadano Estatal (CCE) que controlará a la dirección, para que las propuestas no se queden en el papel. La misma mayoría la busca Iglesias para tener las manos libres y dirigir de manera indiscutida Podemos. La estrategia de Iglesias es la de su admirado Julio Anguita, el sorpasso, oponiéndose en la calle y en las instituciones a todo lo que no controlan. Errejón lo que niega, creo yo, es la oposición sistemática; buscará más los pactos, incluso de Gobierno y «no asustar» al electorado, más transversal. Si gana Errejón el riesgo, en mi opinión es la escisión; si ganan las propuestas de Iglesias el destino será la búsqueda de la pureza y la consiguiente irrelevancia política.

Los emergentes se han tenido que sumergir. Pisar los charcos y que les salpique el barro. Deberán perder la virginidad política en los compromisos, en la definición de lo deseable, la búsqueda de lo necesario y la gestión de lo posible. ¡Se nos están haciendo mayores!