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1.000 euros

Eso es lo que valemos para nuestros desgobernantes, 1000 cochinos euros. A tirios o a troyanos -me da lo mismo- les importamos ¡1000 euros!. Y se quedan tan panchos, más a gusto que un cochino en un charco. Me quedé «to» loco cuando me enteré de las comparecencias del «barriguero» Joaninasi y «Bad Boy» Mancebo en el juzgado para ver qué pasa con la moción para mandar a volar la milocha a Monse (así llamó Moncho Borrajo el otro día, en el Teatro Circo, a nuestro querido y nunca bien ponderado Guillén). ¡Joder, 1.000 euros!. No valemos ni un perro gordo, que se decía antiguamente, porque si dividimos 1.000 euros entre los habitantes del término municipal olezano salimos a 0,0111111111 céntimo de euro y, yo por lo menos, me niego a valer menos que una mierda. Pero, si cada uno de nosotros vale eso, ¿qué pueden valer todos y cada uno de los que se pegan hostias desde hace meses para conseguir la Alcaldía?. Para mí, por lo menos, valen menos que un pirulí en el quiosco de la plaza de San Sebastián. Deja mucho que desear aquella gente que está más pendiente de sus intereses que de defenderlos de aquellos por quienes dijeron que iban a currar y a partirse la caja (el pecho) cada día. Ya lo cantaban Celtas Cortos: «Cuéntame un cuento/y verás que contento/me voy a la cama/y tendré lindos sueños».

Ismael Serrano -nada que ver con la empresa de harina- también se desgañitaba por los escenarios -aunque está más ronco que Vito Corleone- cantando eso de: «Papá cuéntame otra vez ese cuento tan bonito»..

Es Semana Santa y si nuestros desgobernantes, los de una bancada y los de la de enfrente -los mismos perros con distintos collares- tuvieran vergüenza procesionarían en cualquiera de las hermandades penitenciales que salen a la calle estos días, pero es que tampoco valen ni para eso, porque «dame pan y dime tonto» o, lo que es lo mismo: no valen ni para taco de escopeta. Su moral se mide por el color de las perras de ir a la tienda. Eso sí, deberían procesionar en cualquier hermandad menos en la de El Silencio porque son unos bocas y no achantarían la «mui» ni para un Cristo, por lo que serían expulsados, como los de la casa de Gran Hermano en Guadalix de la Sierra. Si ahondamos más en los 1.000 euros que valemos, podemos deducir, sin temor a equivocarnos mucho, que el nuevo ridículo que haremos todos los olezanos a nivel comarcal, provincial, autonómico y nacional vale lo mismo: 1.000 pavos. La gente se va a descuajeringar de nosotros por 1000 euros. ¡Manda huevos, Manuel!. Y si los paisanos se descojonan de nosotros por 1.000 euros ¿qué tenemos que hacer nosotros con los mancebistas que pretenden seguir calentando el sillón por 1.000 pavos?. Como canta el Sevilla (Mojinos Escozíos): «¡Al carajo, al carajo; que se vayan al carajo!». Me jode que me quieran -nos quieran- hacer comulgar con ruedas de molino, sobre todo cuando hace tres años -va para cuatro, si el Señor no lo remedia y parece que no lo va a remediar- nos prometieron que todo iba a cambiar y que Oleza sería una gran ciudad idílica; que viviríamos días de vino y rosas.

¡Tararí, que te vi; Antoñín!. En Oleza, además de la lista del paro, ha subido el número de infartados, porque no me negareis que vivir diariamente de sobresalto en sobresalto no es perjudicial para la salud. En las cajetillas de cigarrillos se avisa de que el tabaco mata y me pregunto: ¿por qué no nos avisaron de que nuestros desgobernantes son mucho más dañinos y no están reconocidos ni por el Insalud ni por el Servasa?. ¡A ver, el libro de reclamaciones, porque el de las instrucciones de manejo ha salido falluto!.

Somos unos vagos a la hora de reclamar y creo que ya va siendo hora de que lo hagamos, aunque sólo sea por tocar los «webs» -que no es el caso- porque si valemos 10.00 euros solo tenemos derecho a reclamar por esa cantidad y a partir de ahí, nos jodemos y bailamos.

Cuando se pone precio a las cosas es que se quiere comerciar con ellas -bien comprar o vender- y a quien marca el precio se le puede ver el ojete, como parece que será el caso. Si se fija un precio de 1.000 euros para la Alcaldía de Oleza es que algo anda «mu» malamente. Ni ellos podían llegar a más, ni la Muy Noble a menos. Dicen que cada uno tiene lo que se merece, pero tengo la sensación de que en esta ocasión el refrán no se corresponde con la realidad. Judas cobró 30 monedas por "delatar" a Jesús, pero es que estos pretenden salirse con 1000 pavos.

A ver, ¿quién ofrece más?. ¡Me lo quitan de las manos; oiga!. ¡Pasen y vean; es un auténtico chollo!. ¡No dejen pasar la oportunidad!.

¡Conviértase en alcalde por una miseria!. ¡El sorteo será próximamente y el premio es una Alcaldía casi sin usar!. ¡Venga; vamos, no se hagan los remolones y compren, porque peor no lo van a hacer!. ¡1.000 euros tienen la culpa!. ¿Qué no se lo creen?. ¡Pues yo tampoco, pero es lo que hay!.

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