Un año antes de los comicios municipales, Esquerra Unida de Alicante emprendió una decidida apuesta política por la confluencia de la izquierda, para conseguir, primero, romper con las políticas y chanchullos de la derecha y, también, para quebrar el esquema del bipartidismo en la alcaldía. La tarea fue ingente, activistas de EU y de PODEMOS, aunque este último no se integró orgánicamente, con el acuerdo de ERPV, colectivos sociales de todo tipo y personas a título individual, se embarcaron en un proceso asambleario, con el desorden propio de la democracia extrema, aderezado de visible entusiasmo. Consiguieron su objetivo, la utopía, relativa, fue posible y nació GUAYAR ALACANT (GA).

GA recibió un potente mandato de la ciudadanía en las elecciones de 2015; 28.000 electores confiaron en nosotros. Interpretamos el mandato; se nos pedía propiciar un gobierno del cambio, desalojando al PP y sus políticas, y se nos pedía, además, que gestionásemos el cambio proporcionalmente a la fuerza que se nos otorgó.

Cumpliendo el mandato, se pactó con PSOE y COMPROMÍS un reparto de responsabilidades y un programa de gobierno que, en el 80%, fue el propuesto por GA. Bueno, así se vendió, porque recientemente hemos sabido por los medios que Alicante era una pieza más en el tablero del reparto del poder en el País Valencià entre nuestros «socios»; antes de sentarnos a negociar ya habían adjudicado la alcaldía a Echávarri.

Ya desde el inicio, al margen de gestos vacuos como compartir la vara de mando, se comprobó que el alcalde, amparado en la ley de régimen local, presidencialista, se plegaba a los mismos intereses que orientaron las políticas del PP, olvidando incluso sus propias propuestas del programa, como la no apertura de comercios en festivos, para descanso del personal.

El día anterior a su imputación, este diario, que bebe de buenas fuentes, anuncia a cinco columnas que Echávarri despoja a nuestro portavoz de las competencias de urbanismo, con embustes y añagazas como excusa. Ahí latía la presión de los tendedores de grandes bolsas de suelo y los promotores inmobiliarios, nerviosos ante la posibilidad de un plan general sostenible, pensado para las personas, rompiendo con la política perversa de contemplar el territorio, sólo, como escenario para el negocio inmobiliario, en una ciudad con un importante parque de viviendas vacías.

Qué decir de la pretensión de insuflar más de dos millones de euros anuales a la UTE de la basura, sin un solo documento que lo respalde. O la entrega de la participación ciudadana a la oposición, a la derecha, hurtándole las competencias a nuestra compañera Julia Angulo.

Las imputaciones, por desahogo en los contratos y venganza en el cese de la cuñada del portavoz del PP, no han hecho sino incidir en la evidencia de que el alcalde debe irse porque es el obstáculo del cambio en Alicante.

Así lo acordaron los órganos de EU, GA y COMPROMÍS, con el resultado conocido luego, al parecer decidido en Valencia, de que COMPROMÍS, con el equívoco término de «refundación», respaldaba la continuidad de Echávarri y frustraba definitivamente el cambio político, de políticas, en Alicante.

En Esquerra Unida seguimos abiertos al diálogo, eso sí, respetando la decisión de la asamblea de GA; debe producirse en la mesa de seguimiento del pacto, con representación de los tres socios y tras la dimisión de Echávarri. No hay necesidad de refundar nada, basta avanzar en el cumplimiento del pacto de gobierno existente. Si ello no es posible, no pasa nada, a la oposición.

La oposición es útil y puede ser más influyente que figurar sin ostentar el poder real, sobre todo cuando el gobierno queda en minoría escuálida. Será como ahora; si la propuesta beneficia a la mayoría social, se apoya. Si por el contrario volvemos por donde solíamos, GA estará enfrente. Que nadie se aflija, la propuesta progresista seguirá presente en nuestro consistorio. EU lo garantiza.

Todos debemos apechugar con nuestra responsabilidad y nuestra coherencia. Esquerra Unida así lo asume, con responsabilidad, y contribuirá a la tarea de GA empujando para que Alicante sea una ciudad amable, habitable, con sensibilidad ante las situaciones de pobreza y exclusión, facilitadora del acceso de todos a la cultura, en fin, para transitar hacia una nueva perspectiva enfocada al bienestar de la mayoría ciudadana.