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La brillante luz de Casal

Festival de verano Ritmo 2018

Abre la ventana para oxigenarse por fuera e interiormente. Siempre es una necesidad. Lo hace después de cinco años transcurridos desde su anterior álbum. Por eso necesita Que corra el aire, nuevo disco y primera canción que escucharon los numerosos espectadores del ADDA en el festival Ritmo 2018. Temas de diferentes estilos que la prestigiosa Luz Casal desgrana durante el concierto de algo más de dos horas, y un público, cómplice de antemano, con enormes ansias de participación activa, de respirar los fuertes aromas del rock clásico y de experimentar sensaciones. La diversidad musical une a pesar de que las canciones sean de distinto género. Ella ha cantado siempre lo que desea. Ha demostrado todo lo que tenía que demostrar. Pero continúa ofreciendo variedad de sonoridades, ritmos y belleza. «Miénteme al oído» es una melodía pop que dio paso a «Días prestados». De aprovechar bien el momento habla. O lo de «y su memoria un poema», la conmovedora historia real de un niño en «Lucas», que nos conduce hacia «Volver a comenzar» y «Quise olvidarte», bolero o balada que Luz Casal canta con cierto desplante para restar gravedad a la dependencia amorosa. La calentura del directo cogió mayores grados a medida que la actuación avanzaba con la peculiar voz de la artista, sus brillantes músicos y una gran proyección de luces. «Meu pai» la dedica a su padre por lo que significó en su vida, y con «Tanto ruido» vuelve a salir la roquera y versátil Luz Casal, que invita a huir de banales estímulos, a preferir ser «un perro callejero, libre y sin amo». Las letras, ya ven, merecen ser escuchadas atentamente. «La única verdad» rechaza la mentira. La nostalgia de los exiliados habita en «Morna», género musical de Cabo Verde relacionado con el fado, la modinha brasileña, el tango y el lamento angoleño. Y el bello homenaje a Mari Trini con «Amores», tema de aquella mujer que abrió caminos a otras mujeres. Seguidamente, Casal sacó a la luz viejas canciones. «Entre mis recuerdos», «Un nuevo día brillará», «No me importa nada» o «Un pedazo de cielo» con la contagiosa energía de «grita, salta, canta». El desmadre aumentó. «Loca», «Rufino» o la cálida «Piensa en mí».

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