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Fer país

En los pueblos de corazón historicista los himnos funcionan a veces como conjuros para llamar al pasado. Algo así ocurre, creo, con el himno de Catalunya, que evoca la llamada Guerra dels Segadors, confuso conflicto bélico y social que empezó bien (para Catalunya) y acabó mal, cumpliéndose el destino propio del aprendiz de brujo que no es capaz de controlar las fuerzas que desata. Repasando hitos de ese largo episodio histórico, surgen paralelismos con el de hoy casi en cada movimiento, dando así a pensar que si sigues un viejo guion la representación sale parecida, con trajes de hoy, una maldición del historicismo. En la paz con Francia (nación a la que había llamado) Catalunya perdió entonces el Rosellón y la Cerdaña. Confiemos en que no acabe perdiendo la Seat, o una parte de su producción, tras haberla echado de la Cámara de Comercio de Barcelona, gran victoria del independentismo.

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