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Herramientas para aminorar el estrés

Controlar la ansiedad a través de la respiración

Hace unas semanas les hablaba de los efectos perjudiciales del estrés: hipertensión arterial, antojos repentinos de azúcar o comidas grasas, con el consiguiente aumento de peso, enfermedades coronarias, insomnio, jaquecas, disminución de la memoria espacial, pérdida del cabello, debilidad del sistema inmunológico, dolor de espalda y cuello, problemas en la piel, esterilidad, ardor de estómago, calambres estomacales, diarrea, disminución del deseo sexual, impotencia sexual... También puede provocar el aumento de los partos prematuros y afectar al desarrollo del cerebro del feto.

Función cerebral: puede reducir la cantidad de tejido en regiones del cerebro que regulan las emociones y el autocontrol. Envejecimiento prematuro, ya que puede acortar los telómeros, cubiertas protectoras al final de los cromosomas de las células. Al acortarse, las células envejecen más rápido, contribuyendo al envejecimiento prematuro y acortando la esperanza de vida. Además, debido a la irritabilidad, disminuye la atención y desciende la concentración, lo que afecta a las relaciones sociales y al rendimiento profesional.

Son varias las herramientas para atenuar un estado de ansiedad, pero lo más sencillo es controlar la respiración, ya que tanto la ansiedad como el estrés van asociados a una respiración superficial llamada torácica. De hecho, muchas personas están acostumbradas a respirar de esta manera. Sin embargo, una buena respiración exige la utilización del diafragma, el músculo que separa la cavidad torácica de la abdominal. Por eso, practicar la respiración lenta y profunda nos va a ayudar a recuperar la calma y la tranquilidad, reforzando, a su vez, el sistema pulmonar y las funciones cardiacas, y controlando la tensión arterial.

Fíjense la cantidad de propiedades beneficiosas que tiene para la salud. Por todo ello, se me ocurre un ejercicio, muy sencillo, con el que se puede conseguir relajar el cuerpo y la mente, además de fortalecer de manera significativa el diafragma. Consiste en hacer diez respiraciones potentes, tres veces al día, en la siguiente proporción: 1) inhalar contando hasta cuatro; 2) retener contando hasta diez, y 3) exhalar contando hasta ocho. Otro ejercicio muy sencillo es centrarnos en la respiración. A nuestro ritmo, realizamos una inspiración profunda, espiración lenta, inspiración profunda, espiración lenta, y así durante varios minutos. Pónganlo en práctica y comprobarán su efectividad.

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