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Opinión

Pere Rostoll

De aquel barro, este lodo...

Apenas seis meses después de arrancar su mandato en el Palacio Provincial, el presidente de la Diputación, Carlos Mazón, tampoco se ha podido quitar de encima uno de esos males endémicos sin resolver que arrastra la institución y que, de forma cíclica, acaban sacudiendo la gestión. Esta vez ha sido el Ayuntamiento de La Vila Joiosa, con alcalde socialista, el que ha presentado un recurso contra los presupuestos provinciales con la petición de acceder a una subvención «a dedo». Podría haber sido cualquier municipio alicantino. Hay decenas de agraviados con el reparto de estas ayudas. Pero ha sido el consistorio de la capital de la Marina Baixa el que ha vuelto a poner el dedo en la llaga para reabrir el debate sobre la distribución del dinero de la Diputación. El asunto tiene una doble cara. Es verdad que llama la atención que mientras el grupo provincial socialista se ha dedicado a criticar estas prácticas, ahora sea precisamente un alcalde del PSPV el que pide acceder a estas «subvenciones VIP». Pero también es cierto que el reparto arbitrario y sin criterio de estas cantidades en los últimos años ha generado una amplia nómina de perjudicados. ¿Han tenido nuestros 141 municipios las mismas oportunidades para acceder a una ayuda en condiciones tan ventajosas de ejecución y de financiación? No. Por eso recurre La Vila. Un problema en el que ningún presidente, hasta ahora, ha querido entrar. No les interesa. Y de aquel barro, este lodo...

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