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Opinión

Morirse a tiempo

Mi próximo libro -el cuarto- que estoy a punto de terminar, se titula Rum runner, e incluye cuarenta relatos cortos algunos insólitos y sorprendentes y otros futuristas. Este es un resumen breve de uno de ellos:

Ring ring,

-Diga...

-¿Es usted don Jaime García?

-Si, dígame

-Mire, le llamamos de la Dirección General de Jubilados Caducados del Ministerio de Hacienda. Como usted sabe, la faltan dos meses para cumplir los 84 años que es la edad de esperanza de vida en nuestro país y, le llamamos con el preaviso de anticipación legal, para que vaya arreglando sus cosas pues, de acuerdo con el ordenamiento jurídico vigente, al cumplirlos tiene usted que proceder al tránsito.

-Bueno, pero es que yo, a pesar de los años me siento estupendamente de salud y, aunque con algunos pequeños achaques y goterillas, no estoy gagá ni soy una carga para nadie pues me valgo perfectamente por mí mismo y sigo teniendo ganas de vivir.

-Lo comprendo eso es lo que dicen todos, pero don Jaime, como usted sabe por los folletos informativos que le enviamos anualmente, la Ley de Reducción del Déficit Público, aprobada por el Parlamento y ratificada posteriormente en referéndum popular, establece que no se puede seguir viviendo después de esa edad.

-Como le hemos venido informando, para el tránsito puede elegir usted que sea en su domicilio o en las instalaciones públicas ad hoc. Esta segunda opción se la recomendamos encarecidamente pues, para que sea con placidez, disponemos de la proyección de vistas a los Picos de Europa y un surtido de música para que usted elija en este último trance.

-Oiga, pero yo no me quiero morir. Me he pasado toda la vida laboral trabajando como un burro, cotizando y pagando mis impuestos. He fundado una familia y criado y educado a mis hijos con gran sacrificio y ahora me vienen a decir que sobro y que soy un peso oneroso que impide cumplir el objetivo presupuestario establecido por Europa.

-Señor García, hay que ser solidario con las nuevas generaciones y no ser un egoísta y una carga para el Estado que bastante tiene con seguir procurando un estatus de bienestar para los ciudadanos mas jóvenes y con futuro y, como establece el compromiso, mantener los niveles de déficit, es en la actualidad lo mas importante para nuestra nación. Así que hay que contribuir.

-¿Verdad que no le llamamos nosotros estos años atrás que usted estuvo chupando del bote la pensión y gozando de la atención en salud y otros servicios gratuitos? Pues ahora, ya sabe, le toca a usted cumplir con la legislación vigente y proceder al tránsito indoloro que, de acuerdo con el protocolo, le facilita el Estado. Así que sea civilizado y un ciudadano responsable y no nos obligue a enviarle la Policía de Edad y a llevar a cabo esto por la fuerza.

-Además como usted ya está informado por los folletos, se le garantiza que, en compensación, alcanzará usted la gloria que corresponde a su creencia religiosa y, sus deudos pueden deducir un diez por ciento en la declaración de la renta de este año 2032. También recibirá un certificado de agradecimiento firmado por el presidente del Gobierno.

-Escuche, ¿y si renuncio a la pensión y a la sanidad gratuita, puedo seguir aquí unos años más?

-No estire usted la cuerda don Jaime. Hay que cumplir con la Ley, aparte de que sería usted un mal ejemplo y un precedente, continuaría beneficiándose de otros de servicios de confort que son muy necesarios para la gente productiva y, además le advierto que si, como otros, tuviera la tentación de echarse al monte o huir, le recuerdo que el localizador que tiene usted implantado nos da permanentemente su ubicación y, en ese caso, su familia directa pierde el derecho a las deducciones fiscales y su óbito sería menos apacible y honorable.

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