Quienes me conocéis, y quienes me leéis, sabéis de mi debilidad por las máximas del gran Groucho. Muchas siguen vigentes, porque -como diría el maestro Santiago Gambín-, «por fas o por nefas» nos empeñamos en sacarlas a pasear/colación de vez en cuando. Como dijo aquel -creo que fue San Mateo: «por sus hechos/obras los conoceréis». Y me da que, lejos de solucionarse, el asunto parece haberse enquistado, convirtiéndose en algo más que recurrente y que se desempolva de tanto en tanto, pese a que ya se sabe que «más vale un mal arreglo -aunque no sea ventajoso para las partes- que un buen pleito», por costosos y de resultados inciertos. Dicho lo dicho: ¡más madera; es la guerra!, frase acuñada por Groucho en la peli Los Hermanos Marx en el oeste (1940).

Resulta que los «enemigos íntimos», pese a que comparten mesa reivindicativa de inversiones para evitar inundaciones como las de septiembre'19, que son el «metge» en excedencia, aunque se incorporó a su consulta para ayudar en la lucha contra el bicho, y alcalde covero de Rafal, Manolo Pineda y Emilio Bascuñana, también galeno excedente, aunque éste para dedicarse a la cosa pública, que parece ser menos estresante que pelearse tos los días con el maldito virus, siguen a la greña/gresca, desentierran el hacha de guerra, se embadurnan con pinturas llamativas -nada fosforito, por el qué dirán-, escenifican sus diferencias y no fuman la pipa de la paz cuando se trata de defender lo que, según ellos, les pertenece.

Manolo Pineda, «un ciudadano como otro cualquiera» -suena al slogan con el que el bueno de Mariano Moreno, padre de Antonia, se presentó a unas elecciones para ocupar plaza en el salón de plenos de la Esquina del Pavo: «un hombre como tú»- se ha empeñao en amargarle la existencia a Mío Cid, hasta el punto de que, como siga así, va a provocarle una úlcera de estómago. Y todo, por el affaire del barrio de las Casas Baratas, que -de momento, y mientras no se demuestre lo contrario- pertenece a Uryula, aunque el alcalde peleante/beligerante, cual mosca cojonera, lo reclama para «su» Rafal. Pineda -su Ayuntamiento- ha creao una comisión para «dirimir si sus límites son mayores que los actuales», lo que supondría que el barrio en cuestión pasaría a integrarse al término municipal rafaleño. La comisión viene avalada por el Instituto Cartográfico Valenciano, que quiere saber más sobre la pelea de gatos en la que están inmersos los Mike Tyson y Evander Holyfield de la Vega Baja. ¿Quién asestará el golpe ganador que tumbe al rival en la lona?. ¡Que la sangre no llegue al río!. ¡»Haiga pas»; hermanos!

Mío Cid, en un ataque de incontinenciademagógica/lingüística/verbal y como queriendo hacer enemigos allá por donde pasa -cual Atila, aunque de éste se dice que no crecía la hierba donde pisaba su caballo-, «le ha tocao los cataplines/bembembes al covero metio a acalde rafaleño». Y se los tocó cuando -creo que fue en marzo pasado- dijo lo de que Rafal es un pueblo tan pequeño que lo mejor sería que se incorporase al término municipal de Uryula «para optimizar recursos». ¡Ya tenemos el belén montao, con «caganet» y to, y eso que todavía no ha llegado la navidad!. Como decía Groucho, «más madera, es la guerra!. ¡Ni heridos ni prisioneros!. ¡Zafarrancho de combate y el último que cierre la puerta, que hay corriente!». Lo «grasioso» del caso es que, «cuando no quieras que se sepa algo, lo mejor es crear una comisión», porque casi nunca se aclara nada y todo termina archivándose en el fondo de un cajón para que duerma en sueño de los justos. ¡Y aquí paz y después gloria!. ¿Os acordáis del follón que se lió entre dos pueblos de «Mursia» -no me acuerdo cuáles- por las lindes de sus términos municipales, que se movían por la noche?. Al final «arros y pavo, primo», como diría mi amigo Miguel. ¿Y qué me desís de la pelea entre Pinedica y Mío Cid en Les Corts, a cuenta de la gota fría de l'any passat?. ¡Vivan los novios!. ¡Qué se besen, que se besen!.