Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Juan Carlos Padilla Estrada

Las crónicas de Don Florentino

Juan Carlos Padilla Estrada

Sectarismo informativo

Los juzgados procesaron a 44 personas por corrupción en el tercer trimestre

Estoy escuchando la radio, donde retrasmiten el partido Real Madrid contra el Barcelona. De repente hay una jugada polémica, en el área del Barcelona. De los cuatro comentaristas “expertos”, dos son aficionados, exjugadores o exdirectivos del Real Madrid y los otros dos lo son del Barcelona. Pues bien: Los dos madridistas aprecian penalti sin resquicio a la duda y los dos culés se escandalizan de que el árbitro siquiera contemple esa posibilidad. Unanimidad, pues.

Y si esto pasa en el deporte…

En eso mi amigo Nacho me envía un video en el que se repasan varios casos de corrupción en este querido país que algunos seguimos llamando España. Y aparecen los rostros de los Correa, Bárcenas, Zaplana, El Bigotes… los “artistas” de la Gourtel, que “actuaban” en España allá por los finales de la década anterior.

Y a continuación surgen las caras de tipos desconocidos para el gran público: Un tal Pérez Montoya, que está en prisión por apoderarse de 700.000 del ala en la dipu de Almería. “Don” Antonio Torres, que fue alcalde de Lebrija y, tras cesar, siguió cobrando 4.000 napos al mes durante 10 años (eso sí es un finiquito). Se mencionan después una serie de casos completamente desconocidos por el gran público: Caso Faffe, la Productora de Canal Sur, fondos Jeremy, la condena a los líderes del PNV, los socialistas asturianos…

Vamos a ver: Comencemos diciendo que la corrupción es igual de despreciable provenga de la izquierda, de la derecha o del mediocentro. Pero sí es llamativo que conozcamos hasta la marca del coche que ocultaba el alcalde de Pozuelo de Alarcón en su garaje o los pormenores del falso techo de Zaplana y desconozcamos absolutamente el montante del caso de los ERE, que la sentencia del tribunal cifra en 680 millones de euros, con 300 imputados, algunos realmente ilustres.

El caso De Miguel, en el País Vasco, pone de manifiesto unas actuaciones muy similares a las de Pujol y sus amigos en Cataluña. Y quizá no esté de más recordar el caso de las tarjetas Black de Caja Madrid, que ejemplifica como pocos lo transversal de la corrupción: En ese enjuague intervinieron miembros de todos los partidos, sindicatos, asociaciones varias, exministros y hasta la tía María la Sorda que pasaba por allí. Bueno, no es exactamente así: Un santo varón llamado Francisco Verdú rechazó la dádiva ofrecida por el señor Rato en 2012.

Conclusiones:

  1. El trinque es una cosa muy humana, o si no que se lo pregunten a Campechano.
  2. Una sociedad avanzada ha de luchar con todos sus medios contra esa lacra, que no solamente es moralmente rechazable, sino que legitima comportamientos insolidarios desde arriba hacia abajo.
  3. Lo primero para luchar contra algo es conocerlo. Pero malamente se conocen las cosas si los medios de comunicación manifiestan una miopía evidente, enfocando sus furias contra los que consideran sus adversarios ideológicos.

Al menos, algunos de ellos tienen la media vergüenza de reconocerlo: El tal Wyoming se reconoce abiertamente progre y atiza a su diestra con entusiasmo, el mismo con el que luego declara las ganancias de sus innumerables inmuebles para que tributen con el impuesto de sociedades.

Por tanto, amigos: Luchemos por lograr una información equilibrada. ¿Cómo?

Vamos a darle una vuelta y lo comentamos otra semana de estas.

Y por cierto… ¡Feliz 2021 a todos los lectores!

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats