Los ecologistas se rebelan contra la reclasificación de suelo en El Altet

Amigos de los Humedales reivindica un corredor ecológico que incluya esos terrenos y subraya que están situados junto a un sector donde se pretendían construir 455 viviendas

Una vista general de la pedanía de El Altet, en una imagen de archivo.

Una vista general de la pedanía de El Altet, en una imagen de archivo. / Matías Segarra

María Pomares

María Pomares

Julio de 2002. Amigos de los Humedales del Sur de Alicante (AHSA), y su entonces presidente -hoy vicepresidente-, Miguel Ángel Pavón, presentaban alegaciones contra la urbanización del sector AL-8 de El Altet, que afectaba a más de 120.000 metros cuadrados no urbanizables en los que se pretendían construir 455 viviendas en tipología de planta baja y dos alturas. El colectivo ecologista, de hecho, solicitaba al Ayuntamiento de Elche que se rechazara la reclasificación, que los terrenos del AL-8 se integraran en un corredor ecológico de 111 hectáreas que uniría el Clot de Galvany, el Fondet de la Senieta y el Saladar de Agua Amarga, y que se modificara la calificación por una nueva como suelo no urbanizable de especial protección denominada corredores ecológicos. Posteriormente, en 2007, el Consell tumbaría la recalificación.

Información pública

Mayo de 2024. Han pasado casi 22 años, pero AHSA mantiene viva esta reivindicación y así lo volverá a dejar patente en las alegaciones que tiene previsto presentar. En esta ocasión, después de que el Ayuntamiento de Elche haya dado luz verde a la apertura del proceso de información pública de una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que hará posible el cambio de la calificación de más de 138.000 metros cuadrados situados en la zona este de El Altet, en la parte denominada Carabassí y Cabeço, entre el casco urbano y el litoral. 

Estratégica

Un área que, hasta 2019, estaba declarada como suelo forestal estratégico y pasó a suelo forestal ordinario, y que era propiedad del Consell hasta que en 2017 hizo una permuta con unos propietarios privados que dieron otros terrenos en la Sierra de Salinas, en Villena. Dos pasos que se dieron con el Botànic en el Gobierno valenciano. Ahora el proceso culmina con la petición para que esos terrenos pasen a ser clave 52, esto es, suelo no urbanizable común de reserva, lo que descarta un posible uso urbanístico residencial, pero sí se permiten viviendas unifamiliares aisladas, equipamientos públicos, usos agrícolas y actividades terciarias y turísticas enfocadas a usos hoteleros o campamentos, algo esto último a lo que parece apuntar el documento presentado ante el Ayuntamiento.

Una vista general de la pedanía de El Altet, en una imagen de archivo.

Una vista general de la pedanía de El Altet, en una imagen de archivo. / Matías Segarra

Sin tirar la toalla

Así las cosas, desde AHSA se ratifican en lo mismo que ya plantearon en 2002, y que han venido proponiendo desde entonces ante el Ayuntamiento y ante la Generalitat, sobre todo cuando se han vislumbrado proyectos que afectaban a la zona, como recuerda el propio Pavón.

Dos sectores

El vicepresidente del colectivo, en este sentido, pone el acento en que precisamente el suelo que en estos momentos se aspira a reclasificar, y que considera que debería formar parte de ese corredor ecológico tan reivindicado por AHSA, se encuentra delimitado por ese sector AL-8, «afortunadamente desestimado», apostilla Miguel Ángel Pavón, y por el AL-9, «que parece que también afortunadamente nunca prosperó, y con el que se aspiraba a construir viviendas», añade.

Estratégico, lo de menos

Pavón se muestra contundente: «Ya está bien de construir en la franja litoral. Lo que hay que hacer es reforzar la protección, porque, además, la protección del terreno es independiente de su propiedad», señala. No obstante, pone el foco en que «el Consell nunca debería haberse desprendido de esos terrenos que estaban considerados suelo forestal estratégico».

En cualquier caso, los ecologistas creen que lo de menos es que se haya perdido el calificativo de estratégico. A su juicio, «sigue siendo suelo forestal y, por tanto, no se trata de terrenos que permitan la construcción de un hotel o de un campamento. Los terrenos forestales se deben proteger, más allá de que sean estratégicos, porque son sumideros de dióxido de carbono». 

Una vista general de la pedanía de El Altet, en una imagen de archivo.

Una vista general de la pedanía de El Altet, en una imagen de archivo. / Matías Segarra

Funcionalidad

Un argumento este que suman a la reivindicación del corredor ecológico que una el Saladar de Agua Amarga, el Fondet de la Senieta y el Clot de Galvany, por lo que supondría en cuanto a su funcionalidad como elemento del territorio que facilita el tránsito de la fauna terrestre, pero también por otras cuestiones como la protección del paisaje o la posibilidad de acoger itinerarios senderistas y ciclistas que fomenten el denominado turismo verde o ecológico, tal y como ya planteó AHSA en 2002.

Tres tesis

Dos tesis a la que Pavón suma una tercera, pese a que el Consell ha dado el plácet: las conclusiones de la ingeniera técnica forestal que, en agosto de 2022, como destaca Pavón, consideraba que la modificación puntual del PGOU podía tener efectos significativos sobre el medioambiente y apuntaba a que los usos no debían desvirtuar la naturaleza forestal de este enclave. «Dicen que no se debe desvirtuar su naturaleza forestal, y lo destacaremos en nuestras alegaciones en defensa del carácter forestal de los terrenos afectados», avanza el vicepresidente de AHSA. Adelanta eso, y que insistirán en que las 111 hectáreas que creen que deben formar parte del corredor ecológico, y que están clasificadas casi en su totalidad por el PGOU de Elche como suelo no urbanizable con distintas claves, pasen a tener una nueva clasificación: la 65, de corredores ecológicos.

Suscríbete para seguir leyendo