El surtido es completo. Continúa la crisis sanitaria, social, climática y económica. ¿Falta algún ingrediente para ampliar el menú de cada jornada? Pues sí. La guerra política con su lucha miope por el poder y demasiado cartucho de fogueo. Tirones de orejas entre socios del Ejecutivo de coalición, pese a lo cual éste funciona, y la chapuza alentada recientemente por Trump con lo del asalto al Capitolio. Este personaje de opereta es ahora un expresidente sin inmunidad, y Biden coge las riendas. Termina su circense actuación y le esperan investigaciones penales, demandas y casos bloqueados.
La gestión de la pandemia es manifiestamente mejorable. Y el reto de cuidar el medio ambiente. Así están las cosas con su juego de obstáculos. La batalla contra la corrupción prosigue en los tribunales, y este año se van a ir juzgando algunas causas pendientes relacionadas con el PP. La caja B (que forma parte de la trama Gürtel), el asunto del máster de la expresidenta madrileña Cristina Cifuentes o los papeles de Bárcenas, quien puede tirar de la manta y cantar.
Habrá más platos polémicos en 2021. El espionaje al extesorero de la formación conservadora durante el Gobierno de Rajoy. Es decir, la trama Kitchen, que también tendrá una comisión de investigación en las Cortes. Adjudicaciones de servicios públicos, comisiones ilegales y blanqueo de dinero en el caso Púnica, o los supuestos desvíos de fondos públicos a cuentas particulares en el caso Lezo.
Además de otros escándalos, como los del rey emérito, y para enredar más la juerga, en relación con el socialismo andaluz, la macrocausa de los ERE sigue en pie. Cien piezas se investigan aún sobre el fraude en la concesión de ayudas sociolaborales, ayudas a empresas y otras cuestiones. El Tribunal Supremo tiene en trámite los recursos contra la sentencia en la que fueron condenados los expresidentes Chaves y Griñán.
Ya ven que las calenturas de variada índole y las heladas funcionan a la vez. Díaz Ayuso y Martínez-Almeida patinan en Madrid. Los planes precisos de actuación consisten, tantas veces, en la imprecisión y la improvisación de las Administraciones Públicas, actitudes que solo originan problemas de distinto carácter a los ciudadanos.
Dicho esto, tras la tormenta del Brexit con sus posibles ventajas para el Reino Unido, independencia en las decisiones políticas y económicas, no reguladas por la Unión Europea, y la neutralización del flujo de inmigrantes, están las desventajas. Retirada del libre mercado, a que se tenía acceso con los países de la UE, y de la libre circulación de bienes, personas y capitales. Precisamente ahora que Bruselas afronta una nueva etapa con el fondo de reconstrucción económica, la campaña europea de vacunación y el acuerdo de inversión con China. Todo ello pensando en la estrategia autónoma de la Unión. Que no impide que la Comisión Europea busque una multilateral gobernanza, que socavó Trump, con el nuevo inquilino del Despacho Oval, Joe Biden.
Hacer frente a los desafíos comunes implica la transformación hacia una economía verde y digital liderada por Bruselas. Es necesario un auténtico espíritu de solidaridad que reduzca las desigualdades entre países y regiones. O un fondo de seguro de desempleo comunitario para paliar la pobreza y la exclusión a causa de la pandemia.
