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El delirio: todo en manos de Vox

14F.- Abascal acusa a la Generalitat de "promover la violencia contra Vox" por no disolver la protesta en Girona

Al mismo tiempo que la pandemia devora hasta los vueltos de los pantalones, el Congreso de los Diputados se convierte en un colchón donde hasta cabe hasta la posibilidad de pactar con un ujier medio dormido en una esquina. Sánchez vuelve a tener una flor en el culo para sacar adelante cuestiones que parecían inalcanzables. Improbable que hubiese dimitido al estilo Giuseppe Conte por falta de una mayoría para aprobar el decreto de los fondos europeos, entre otras cosas por responsabilidad frente a la crisis brutal que barre el país y porque desde tiempos inmemoriales solo unos cuantos se sienten aludidos. Por cierto, tal día como ayer hace 40 años que Suárez se fue de Moncloa bajo el ruido de sables. Pero volvamos a la Carrera de San Jerónimo del siglo XXI, repudiado por Ciudadanos, el PP y ERC, los socialistas entran en pánico al ver que carecen de mayoría para llevar a Bruselas el mecanismo para gestionar los fondos para salvarse de la Covid. La suertuda abstención de Vox dejó en el borde del precipicio a Sánchez, que una vez hace gala de su baraka o suerte providencial cuando la tensión está a punto de romper la cuerda. En realidad Santiago Abascal se hizo la cirugía plástica para vengarse de Pablo Casado, que fue inmisericorde con él cuando los ultras presentaron algo que llamaron una moción de censura. El gabinete de mesa camilla del Ejecutivo, o sea Iván Redondo y sus pitagorines debería reflexionar sobre este capote de los fascistas, que, lejos de ser una medalla, es más bien un peligroso águila depredador ansioso por posarse en un hombro. Perseguidos por el don de la oportunidad, no creo que nadie del partido sienta algún gas estomacal por tener que recurrir al repugnante apoyo de Vox. Los tiempos de la pulcritud ideológica andan bajo tierra. Pero da mucho que pensar que no exista ni un ápice de consenso para recibir una palada de miles de millones de euros para mejorar la vida de los españoles. Entonces, ¿para qué lo hay? Es irrazonable, francamente indigerible, que el PSOE -por no gestionar el acuerdo- y el PP y Cs -por su bochornosa cerrazón- hayan sido capaces de poner en peligro -o poner a la UE en situación dubitativa- los fondos en los que hay tantas esperanzas puestas. Por la derecha, el derrape es tan grande que hasta los ultras les pueden echar en cara al PP su irresponsabilidad de Estado, mientras que el socialismo evidencia su debilidad para acabar con la falta de entendimiento y tener una mayoría tragable.

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