Una cosa es que TVE carezca de los derechos de emisión de la ceremonia de entrega de los Óscar. Otra bien distinta que sus canales principales vayan a abordar la noche del domingo como si la 93 edición de la gala no existiera.
Lo de La 1 durante los fines de semana no tiene nombre y es algo que el presidente de la Corporación RTVE debería atajar de forma prioritaria: los viernes, sábados y domingos, tras las noticias, su parrilla se compone de 3 largometrajes norteamericanos consecutivos. Y santas pascuas. Viva el servicio público. ¿Que a los de Informe semanal se les ocurre pedir más tiempo? De eso nada. Media hora tasada. Después cine y más cine, aunque baje la cuota de pantalla de la cadena. Lo dicho, José Manuel Pérez Tornero debería tomar cartas en el asunto.
Después están las noches cinéfilas de domingo en La 2. Mucho más instructivas y sabrosas. Versión española viene emitiendo últimamente coloquios sin desperdicio, que incluyen momentazos que están muy por encima de las películas que emiten (atención a Mateo Gil defendiendo su ateísmo; al homenaje que le hizo el editor Sergio Catá a Rossy de Palma y a las declaraciones de la actriz balear, o al delicioso acento canario de Kira Miró).
Mientras tenga lugar la alfombra roja de los Óscar, sin salirse de su guion Versión española emitirá También la lluvia y El árbol magnético de Isabel Ayguavives. En la que habría sido una ocasión estupenda para que nuestros cineastas valorasen las 8 películas finalistas, en esta edición muy alejadas de lo comercial, cargadas de valores sociales, de cinefilia y de compromiso. Porque una cosa, insisto, es no tener los derechos de emisión de la gala, y otra ignorarla de ese modo.