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F. J. Bernabé

Tenía que llegar

La Guardia Civil controla que se cumpla el cierre perimetral de la Comunidad Valenciana.

Tenía que llegar y ha llegado. Y, la sensación, lejos de ser de plena alegría, se me hace agridulce, una inquietante mezcla de alivio y preocupación. Me explico. ¿Cómo no se pueden tener ganas de que se levante el cierre perimetral de la Comunidad después de seis meses sin poder salir de la misma? Es lo normal, y hay ganas. Pero, ¿se imaginan las ganas a su vez de los vascos, madrileños o catalanes de hacer lo mismo? ¿Dónde piensan ustedes que muchos de ellos vendrán en cuanto puedan? Y, ¿cuál es el problema? Pues muy fácil, que mientras en la Comunidad Valenciana la incidencia acumulada (número de casos diagnosticados por cada 100.000 habitantes) es actualmente de 42,97, en el País Vasco es de 496,91, en Madrid de 368,99 y en Cataluña de 298,34. La diferencia es importante. Y claro, no puedes dejar de pensar que, mientras aquí se han hecho las cosas bastante bien, a tenor de los resultados, con el esfuerzo de todos en general y el sacrificio de hostelería y ocio en particular, en otras comunidades la «libertad» se ha impuesto, pero a cambio del 15,82% de las camas hospitalarias ocupadas por enfermos covid (frente al 1,94% aquí) y del 44,70% de las plazas de UCI (cuando en la Comunidad es el 6,43%). Y además parece que a la gente le da igual, por lo menos eso parece que dicen las encuestas. De la misma forma que se reclaman corredores seguros para moverse por Europa, debería hacerse algo parecido a nivel nacional. Movilidad sí, pero entre zonas con incidencia similar. O por lo menos esperar un poco más, a que la vacuna esté más extendida. Precisamente, Ximo Puig asegura ahora que a finales de junio estarán vacunadas las más de 283.000 personas de la provincia de entre 50 y 60 años, entre los cuales me encuentro. ¿No podían esperar un par de meses más?

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