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Juan Riera

Es imprescindible vacunar a los trabajadores de empresas esenciales

Una cajera en un supermercado de Mercadona.

Se ha repetido una y mil veces que la mejor receta para la reactivación de la economía española y mundial son las vacunas. Yo iría más lejos y diría que sin vacunas no hay economía, porque es falso que haya una dicotomía entre crecimiento empresarial y salud, ambas son parte de un mismo todo y convergen en una aguja y una jeringuilla que inmuniza a la población. 

Este argumento tan sencillo parece no haber calado del todo en quienes deciden a quién se inmuniza y quiénes tienen que esperar. Estamos viendo que la propuesta que entre otras instituciones hizo la Cámara de Comercio de Alicante: dar la posibilidad a los empresarios para que a través de las Mutuas vacunaran a sus trabajadores, ha caído en saco roto. Las empresas necesitan inmunidad para sus operarios y especialmente las pertenecientes a los grupos de actividades esenciales, tan necesarios en los momentos en que la pandemia golpeaba con fuerza y tan olvidados ahora mismo. 

Las empresas que no dejaron de trabajar ni en el peor de los momentos, porque eran fundamentales para que España no se paralizara: distribución de alimentos, transporte, gestorías, recogida de residuos, etc…, ven cómo ahora otros grupos menos “esenciales” les han pasado por encima y ya están inmunizados. No sólo es una injusticia palmaria, es que la fuerza laboral de estos grupos y otros muchos, como turismo, hostelería o comercio, son los que de alguna forma pagan las vacunas de toda la sociedad. 

No digo yo que no haya que administrar la vacuna por franjas de edad, pero sí debería darse la posibilidad a las empresas para que, si es necesario, comprasen vacunas para su personal. La centralización que se está haciendo de la vacunación permite que la inmunidad sea un bien universal, pero se corre el riesgo de no poder acelerar en la normalización de la economía. Los hoteleros han pedido una y mil veces que se pueda vacunar a sus trabajadores y no entiendo cómo, ahora que parece que el ritmo de recepción de dosis es fluido, no se puede apartar una parte para que las empresas y las mutuas vacunen. Se liberaría de trabajo a la Seguridad Social, las empresas tendrían el alivio de que sus empleados son inmunes y la economía florecería. 

No parece tan difícil que en este camino hacia la inmunidad se incluya a las empresas. ¿O sí? 

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