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Antonio Sempere

En pocas palabras

Antonio Sempere

50.000 millones de euros

Imagen de una casa hecha con billetes

Entre cifras de vacunaciones, encuestas fogueriles y de turistas que vienen y van, apenas es noticia. Pero en un rincón del diario me encuentro al conseller de Hacienda, Vicent Soler, que parece una persona sensata y prudente, volver a anunciar que la valenciana sigue siendo la autonomía más endeudada, con 50.000 millones de euros en su saldo negativo.

El político, como es lógico, achaca la cifra a la infrafinanciación heredada, con la que justifica el desaguisado, que aplica como una pomada a una herida que a algunos escuece. Es mi caso. Durante toda mi vida, si he gastado dos es porque he tenido cuatro, y sólo he gastado cuatro cuando he tenido ocho. Recuerdo cuando, siendo menor de edad, obtenía mis primeros ingresos dando clases particulares. Siempre ahorré, por justos que fueran los ingresos. Cuestión de actitud. No importó tanto que ganara poco. Se impuso la regla de que nunca saldría más de lo que entraba. Regla cumplida escrupulosamente hasta la fecha.

Por eso, aunque mi economía doméstica se encuentre en superávit, me preocupa y desespera que la de mi Ayuntamiento y mi Comunidad Autónoma anden con unos desfases descomunales y arrastren deudas históricas.

Si como presidente de mi comunidad de propietarios no puedo dormir tranquilo sin que exista un colchón en el presupuesto anual para imprevistos, cómo puedo residir en la tierra más endeudada de España como si nada; un lugar en el que, salvo quienes viven con nómina del Estado, están, no lo neguemos, en la cuerda floja.

Debemos 50.000 millones de euros, pero conjugamos el verbo en tercera persona, como si no fuera con nosotros. No es por desanimar, pero eso es tener hipotecado el futuro como pueblo.

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