Viajo a Málaga con la misma frustración desde hace 24 años. Añorando un itinerario por el Mediterráneo, como pediría el sentido común. Hasta 1984 fue posible. La línea ferroviaria que unía Alicante con Murcia y Lorca continuaba hasta Granada. Después llegaron las promesas de la Alta Velocidad, y en ellas seguimos.
Yo sé que dentro de 24 años estaremos igual. Con la estructura radial en torno a Madrid. Las décadas corren y mucha fe ciega hay que tener para vislumbrar ese AVE desde Alicante y Murcia a Almería, Granada y Málaga y así hasta Algeciras. Sin Corredor Mediterráneo para pasajeros.
Evitando gastar el dineral que cuesta el trayecto Alicante-Madrid y Madrid-Málaga, ambos con tarifa AVE, en esta ocasión combiné el Media Distancia Alicante-Ciudad Real y el AVE Ciudad Real-Málaga. El ahorro en euros fue considerable, pero los horarios en absoluto están pensados para que los alicantinos realicen este enlace: el trasbordo en la estación manchega fue de más de tres horas.
Vivir para ver. Si algo tiene conocer realidades ajenas es que las tuyas no te parecen tan malas. La estación de Ciudad Real, muy alejada del centro urbano, no tiene absolutamente nada. Ni una cafetería. Ni un triste quiosco de prensa y revistas. Ni un enchufe para conectar el portátil. Ni una mesa donde posarlos. Ni una consigna.
La estación, por definirla con mucha generosidad, es una especie de vestíbulo triangular (hay que tener mucha imaginación para verlo así) en la que los supuestos locales que debían adornarla bajaron la persiana. Si es que algún día la subieron.
Por desgracia, hasta allí habrá que seguir recalando, muchísimos años más, si no queremos pagar dos veces hasta Atocha, de subida y de bajada.
