El Pleno del Consell Valencià de Cultura del pasado lunes 26 de abril aprobó por unanimidad una Declaración dirigida al president de la Generalitat Valenciana Ximo Puig con el objeto de solicitar a las administraciones que se encarguen de negociar el traslado definitivo de la Dama de Elche a su ciudad de origen, propuesta comenzada a gestar en el mes de febrero y que pasó previamente por las comisiones de Legado Histórico y Artístico y Gobierno, sin objeción alguna, cabiéndome el honor de plantear y defender esta iniciativa.
Aunque una moción al respecto no prosperó en el Senado, hay que recordar que la Cámara Alta sí aprobó sin ningún voto en contra el 15 de octubre del pasado año otra mediante la cual se instaba al Gobierno a devolver a la ciudad jienense de Baza su Dama ibérica.
Sabedor de que esa reivindicación aúna todos los espíritus y tendencias ilicitanos y se lleva décadas intentando hacerla realidad porque Elche tiene un historial arqueológico sobrado y las infraestructuras precisas para albergar el busto, sí que sería necesario que se negociara de momento, aunque fuera de manera temporal y como mal menor, otro traslado con motivo de conmemorarse el 4 de agosto de 2022 el 125 aniversario del descubrimiento casual de la Dama por el joven trabajador agrario Manuel Campello Esclapez.
El 23 de octubre de 1965 y por espacio de diecinueve días, con motivo de celebrarse el VII Centenario del Misteri, volvió por vez primera a Elche desde aquel 30 de agosto de 1897 en que marchó desde el puerto de Alicante rumbo a Marsella y el Museo del Louvre, exhibiéndose en el Museo Arqueológico del Parque Municipal y contemplándola su descubridor que moriría menos de dos meses después.
Entre el 18 de mayo y el 1 de noviembre de 2006 se expuso por última vez en el Museo Arqueológico y de Historia de Elche (MAHE) que lleva el nombre del gran impulsor y estudioso de las excavaciones de La Alcudia, Alejandro Ramos Folqués, inaugurado con tan fausto acontecimiento y cuyo director era su hijo, Rafael Ramos Fernández, arqueólogo, profesor universitario y antiguo secretario del Consell Valencià de Cultura al que perteneció por espacio de doce años, autor de un magnífico y definitivo libro que ha visto la luz hace pocos meses, ‘La Dama de Elche. Hallazgo, arqueología e historia’.
Y ante tal evento, el miércoles 27 de septiembre de aquel 2006 el Salón de Plenos del Ayuntamiento ilicitano acogió a los miembros del Consell Valencià de Cultura que celebraron un Pleno Ordinario. Su presidente, Santiago Grisolía, calificó la presencia en la ciudad de las palmeras del CVC de “hecho extraordinario por el lugar y porque no queríamos dejar pasar, sin compartir con todos ustedes, la estancia temporal de la Dama en su lugar de origen”, lamentando que no residiera allí.
Elche es la tercera ciudad de la Comunidad Valenciana con 235.000 habitantes, posee un patrimonio arqueológico ibero-romano de los más importantes de España y en plena expansión por los nuevos restos que afloran en las continuas excavaciones que se vienen realizando, existiendo en la actualidad lugares como el MAHE y el Museo Monográfico de La Alcudia que podrían albergarla sin menoscabo de que fuera factible en el futuro crear en la capital ilicitana una filial o subsede del Museo Arqueológico Nacional, centrada en el arte ibérico. Es cuestión de aunar voluntades, más políticas que sentimentales.
El Consell Valencià de Cultura ha dado un paso más adelante, demostrando su sensibilidad y autonomía ante temas de justa reivindicación como este y que suscitan el interés de los ciudadanos por encima de otros condicionamientos.
