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Marc Llorente

Ver, oír y gritar

Marc Llorente

La ministra es un volcán

La ministra de Industria, Comercio y Turismo de España, Reyes Maroto, en una foto de archivo. Eduardo Parra - Europa Press

Eso es, ministra de Industria, Comercio y Turismo. Diga usted que sí, señora Reyes Maroto. No hace falta que rectifique, porque no se puede estar más de acuerdo con sus declaraciones. La erupción volcánica en La Palma sirve como reclamo turístico para los viajeros. Todo se vende y se compra. Cualquier desgracia trae siempre oportunidades de negocio o réditos políticos a unos y a otros. ¡Vean y oigan el más maravilloso espectáculo del mundo! De la naturaleza. Lleven un extintor en el equipaje y disfruten con la hospitalidad que se les brinda.

Cojan el transporte aéreo, pese a que se recomienda como medida preventiva que no salgan aviones hacia allí. O el marítimo. No se preocupen si las nubes de humo pueden afectar a los vuelos. Aprovechen la temporada alta en las islas y vean el ardiente volcán. La ministra vela por nosotros, pecadores. Pasen al fondo, que hay sitio, y admiren algo singular en directo. No se pierdan esta ocasión única. La última vez que sucedió en ese territorio fue hace cincuenta años. ¿Se lo van a perder? Hagan caso a Reyes Maroto, que la puerta no cierra, y ella misma, vestida de azafata, les recibirá con los brazos abiertos.

Así que acudan, pónganse cómodos (o incómodos) y observen el parque temático que ofrece la «isla bonita». Contemplen las atracciones volcánicas con sus formas violentas. Ese olor a gases, las cenizas y la lava de la erupción tras poco más de una semana de actividad sísmica, que continúa. ¿Alarma? ¿No es espléndido? ¿Cuánto va a durar? Semanas o meses tal vez. Observen en vivo las toneladas de azufre. Los ríos de lava siguen rumbo al mar. Y la espectacularidad será mayor cuando alcancen la costa y surjan altas humaredas. Súbanse a un dron e inspeccionen la zona.

Campos y cultivos arrasados, centenares de viviendas y fincas afectadas, y recréense viendo cómo todas las fuerzas de protección civil desalojan masivamente a las personas, que lo pierden todo, o a los animales. Conforme. El comité científico recomienda un radio de exclusión de unos cuantos kilómetros en torno a los centros de emisión. Sea como fuere, practiquen el invento del «turismo de volcanes». Las peticiones se disparan. Los isleños, ante el peligro, sufren las consecuencias, y los turistas disfrutan. Ya imagina uno la campaña de cruceros a partir de octubre, haciendo escala en La Palma para poder festejarlo, groseramente, en primera persona. ¡Qué importan los riesgos para la navegación marítima!

Este debe de ser el emocionante espectáculo. Dramático sin duda. Reyes Maroto, esta señora, acaba de conseguir el récord de ineptas osadías que hasta ahora estaba en poder de Díaz Ayuso. No era nada fácil superar el listón pero lo ha logrado con deméritos propios. ¡Enhorabuena, ministra de Turismo! Ha conseguido ser su principal enemiga y servir en bandeja de plata a la oposición un jugoso menú con dos platos y postre. Pandemia, crisis, cambio climático y un volcán activo de propina. ¡Otro más! Los expertos, eso sí, descartan que la erupción desemboque en un tsunami, lo que hubiera acrecentado el comercial y obsceno espectáculo.         

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