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Francisco Esquivel

A grito pelado

El rey emérito Juan Carlos I.

El exmandamás del ceneí, Alberto Saiz, dijo en el último «Salvados» que cuando llegó al cargo se topó con una «situación insostenible» de chantajes, a resultas de los cuales se le pagaba a mujeres para no hablar de su relación con el entonces jefe del Estado. En cuanto a Bárbara Rey se refiere aseguró que «recibía contratos de trabajo en la televisión valenciana a cambio de silencio». Admitámoslo. Aquí sí que Canal 9 alcanzó una cuota relevante.

  El detonador del affaire denunciado por el hombre al que puso en ese puesto Pepe Bono en contra del deseo de don Juan Carlos, partidario de mantener a Jorge Dezcallar, fue la prevista aparición de la actriz en «Tómbola» que nunca se produjo, tal como recoge de modo pormenorizado «Ciudadano Zaplana. La construcción de un régimen corrupto», libro del periodista Francesc Arabí. Con anterioridad, el productor del programita ya había contado que recibió una llamada del director Sánchez Carrascosa y de la jefa de Medios de la Generalitat, Vea Reig, conminándole con que, de salir esa señora un segundo en pantalla, «cortamos la emisión». La vedette fue retenida tras amenazar a grito pelado con irrumpir en el plató, le dijeron que se embolsaría los 12.000 euros, pago que se mantendría con Camps pilotando el libre albedrío a lo que hay que añadir «En casa de Bárbara», espacio de cocina en el que a cambio de cinco millones la susodicha se comprometió a no utilizar picante alguno.

 No son pocas las voces relevantes para las que «los españoles merecen unas palabras de explicación de don Juan Carlos», una vez que Abu Dabi es la capital de su reino. ¿Y qué va a explicar? Desde que se produjo la fuga viene vomitándolo Pepe Sacristán que algo sabe de representar un papel: «Siento una ira profunda. El desenlace de aquella película que empezamos a rodar en la Transición no puede ser más lamentable». Te pones a repasar la historia y te sale que, el que de verdad corrió peligro haciendo frente en su desempeño a continuas amenazas con todo lo que tenía encima, no fue otro joder que Ángel Cristo.

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