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Incompetencia programada

La exposición prolongada a las tecnologías en los primeros años de vida puede llevar a una falta de atención más adelante en la vida

5 años son 2.000 días. 2.000 euros son, en el mejor de los casos, 2 meses de trabajo. Dos meses son unos 61 días. 61 días de trabajo es lo que invertimos en comprar un ordenador de 2.000 euros que tiene una vida útil de 5 años. En los últimos años hemos notado que los electrodomésticos y aparatos tecnológicos, como un móvil o un portátil, no duran ni la mitad de vida de la que duraban hace unos años. Antes, un producto de calidad y duradero hacía fidelidad a una marca. Ahora ellos mismos programan la vida útil de sus incompetentes productos.

Uno de los principales motivos de este suceso se puede explicar con un ejemplo que ha pasado en los últimos años. La marca GoPro sacó al mercado una videocámara versátil, que se puede colocar en cualquier sitio y grabar planos dinámicos de acción, y causó sensación entre los deportistas y marcas deportivas. Es tan divertida que ha terminado provocando que los amantes de la imagen, sean o no deportistas, tenga una. Yo tengo 2…

La cámara salió al mercado en el año 2002 e invirtieron millones y millones en su comercialización, pero sobretodo, en la publicidad. Había que hacerla llegar a todos los hogares. Para ello se creó una infraestructura y un sistema empresarial acorde a las necesidades. Fábricas, almacenes, millones de empleados y millones invertidos en trasporte. Las ventas de la cámara se dispararon y miles de aviones repartían la GoPro por todo el mundo. Pero claro, esos aviones hay que llenarlos de combustible.

Una vez conseguido el objetivo de poblar el planeta con la dichosa cámara las ventas descendieron en picado. Claro, todos teníamos ya una. Yo tengo 2… Y ahora… ¿cómo le paga la marca GoPro a esos millones de empleados, almacenistas, transportistas, publicistas, fabricantes, diseñadores, el alquiler de los almacenes, los peajes, los aranceles, los costes de fabricación… si resulta que todo el mundo ya tiene una y ya no se venden más? Muy fácil… Sacando al mercado la GoPro 2.

¿Y cómo consigo yo que me compres la 2, si ya te dije que la 1 es maravillosa y pagaste por ella 400 euros? Más fácil aun… rompiéndote la 1.

¡No seas el último en enterarte!... ¡Los demás ya están disfrutando de las ventajas!... ¡¿Todavía estás con la versión anterior?!... Esto es lo que nos suelen decir las actualizaciones de software de nuestros móviles, ordenadores, aplicaciones, televisores, de vez en cuando. La única manera de poder mantener un monstruo empresarial como este es hacerte creer que si no tienes la última versión de algo, eres escoria. Trabajamos para comprar la mejor versión de lo que ya teníamos. Y esto se consigue obligándonos a actualizar los dispositivos para provocar su malfuncionamiento. En la serie de dibujos Big Mouth sale un teléfono móvil que habla y dice: «La última actualización me provocó cáncer de batería».

En lo referente a este tema nuestro cáncer de batería es el tiempo que invertimos de vida para conseguir artículos que no son de primera necesidad. Para algunos, un yate o un coche de alta gama, no solo nos cuesta una cantidad ingente de dinero, puede que los mejores años de nuestra vida. Pero, si ha de ser así, por lo menos que el producto nos dure toda la vida. ¿Somos conscientes del tiempo que invertimos para poder tener el último ordenador en comparación con el tiempo que nos va a durar? Esa relación coste/calidad debería ser un problema pero se ha convertido en la norma empresarial a la hora de producir productos. Digo más… ya tiene nombre, por lo tanto, ya es de la familia; Obsolescencia programada. ¡Toma ya, si hasta tiene apellido!

Personalmente, para combatir contra esta práctica tan deshonrosa y poco ética no solo me he comprado una GoPro, sino que tengo 2… por si acaso una se rompe.

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