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Tomás Mayoral

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Sanidad cedió al final ante las farmacias

Da susto, pero luego se queda en nada. Y salvas a mucha gente, uno mismo incluido. David Revenga

Sanidad ha tenido que ceder finalmente ante las farmacias y pagará por el servicio que van a prestar. Los farmacéuticos asumen comunicar por vía telemática a la Conselleria los test de antígenos positivos que se habrán hecho en su presencia, exclusivamente de casos con una sintomatología compatible con el covid. Además, cabrá la posibilidad de tramitar en el mismo acto la baja laboral, con el alta incluido una semana después. No es un proceso fácil porque solo una realización correcta del test de antígenos ya conlleva quince minutos. Es evidente que las farmacias que puedan ofrecer este servicio, es dudoso que puedan ser todas, tendrán que destinar buena parte de sus habituales plantillas o contratar refuerzos para poder afrontarlo. Y eso tiene un coste que no querían asumir. Hay que entenderlo y respetarlo. Una cosa es ofrecer ayuda, como se ha hecho reiteradamente por parte de los Colegios de Farmacéuticos desde que la pandemia empezó y que nunca llegó a concretarse más allá de su papel habitual, y otra cosa es que esa ayuda provoque un trabajo adicional, delicado y peligroso, que impida hacer el que les es propio. Alcanzado el acuerdo, la parte buena será que todo esto ayudará a descongestionar los centros de salud, donde a diario se acumulan 300 enfermos de Covid a los que no se ha podido llamar tan siquiera y que quedan pendientes para el día siguiente. A esto se suma que hay 700 sanitarios de baja, la mayoría contagiados. Con 7.474 casos ayer en la provincia, empieza a haber algo más que "cierto estrés" en los hospitales, como señalaba el miércoles Ximo Puig. Empieza a dar miedo mirar las cifras de ingresados, que se ha doblado en apenas dos semanas, y la de los pacientes de UCI. Todo lo que ayude a desatascar debe ser bienvenido. 

Tienen miedo y la verdad es que no me extraña. Si muchos de sus mayores, esos que deben saber dónde tienen la cabeza en los peores momentos, se están comportando como iluminados de pandereta y conspiranoicos de salón, criticando y alarmando sobre las vacunas, es normal que cuando le toca al eslabón más frágil, a los más pequeños, lleguen asustados al trance. Están en el mundo y se enteran de mucho más de lo que nosotros pensamos. Pueden ser niños, pero no son tontos. Hay que decirles la verdad. Que vacunarse es importante. Que es muy valiente lo que están haciendo y que lo están haciendo por ellos y por los demás. Pasarán miedo, pero lo entenderán. Crecer es superar esas cosas. Es una pena que haya tanto adulto incapaz de entenderlo.

Y una cosa más:

Es positivo que hubiera una reacción del Consell para explicar a la Junta Central de Usuarios del Trasvase Júcar-Vinalopó-l'Alacanti unas intenciones que hasta ayer estaban bastante escondidas. Había que apagar el incendio y qué mejor manera de hacerlo que con el líquido elemento. El agua llegará, fue el mensaje. Pero sin aclarar ni cuándo, ni de qué calidad ni a qué precio. Frente a tanta indefinición, el mensaje de los regantes fue más claro. El trato debe ser para los alicantinos el mismo, como mínimo, que reciben los regantes del Júcar-Turia. Y debe ser el mismo porque si en la Comunidad no somos capaces de crear una filosofía de solidaridad con el agua lo tenemos crudo, muy crudo, en la lucha, en la que el Consell aún está bien presente, contra Ribera y el Gobierno para que el otro trasvase, el Tajo-Segura, sea liquidado sin contemplaciones. No se puede luchar sin argumentos. 

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Hasta mañana.

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