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Pastor Gato Cisneros

Jamás subestimemos la estupidez humana

Soldados de Rumanía, país miembro de la OTAN y ex del Pacto de Varsovia, en una parada militar en Bucarest.

Aunque los últimos tiempos han sido los más pacíficos en la historia de la humana, los conflictos bélicos de menor o mediana dimensión siguen y la violencia ha estado siempre presente en la lucha del homo sapiens por imponer sus deseos e intereses. Europa, el único continente que sufrió dos Guerras Mundiales, lo sabe mejor que nadie.

Por eso cuando se comenzó a divulgar las noticias de la movilización de las tropas rusas hacía las fronteras de Ucrania hubo un consenso general en relacionarlo con la intervención y ocupación exitosa de la potencia rusa a Crimea y su marcado interés por el Dombas ucraniano.

Esta ocupación a la península de Crimea atemorizó a sus vecinos y le ratificó como potencia mundial. Este acontecimiento pudo haber influido en el despliegue de tropas a Ucrania, aunque ahora tendrá que emplear más tropas ya que se enfrentará a un ejército mejor armado, con mayor disposición y apoyo de EEUU y Occidente.

Ya Henry Kissinger, Premio Nobel de la Paz, adelantaba en su libro Diplomacy (1996) que a lo largo de su historia, Rusia ha constituido un caso especial. Llegó tarde al escenario europeo, mucho después de que Francia y Gran Bretaña se hubieran consolidado, y parecía que no podía aplicársele ninguno de los principios tradicionales de la diplomacia europea. Rusia cambiaba constantemente de forma a medida que sus gobernantes se anexionaban territorios contiguos; era un imperio sin paragón en Europa. Más aún, con cada nueva conquista, al anexionarse otro grupo étnico novísimo, turbulento y no ruso, el carácter del Estado se modificaba. Esta fue una de las razones que obligó a Rusia a mantener ejércitos enormes, cuyas dimensiones no tenían la menor relación con ninguna amenaza externa creíble contra su seguridad. Desde el Congreso de Viena, el Imperio ruso ha llevado sus fuerzas militares a suelos extranjeros más a menudo que ninguna otra gran potencia. Los analistas suelen explicar este expansionismo diciendo que se debe a un sentimiento de inseguridad, pero los escritores rusos lo han justificado a menudo diciendo que se trata de una vocación mesiánica. Rusia, sobre la marcha, rara vez mostró tener noción alguna de límites, y cuando se ha visto rechazada, se ha replegado en un hosco resentimiento. Durante la mayor parte de su historia, ha sido como una causa en busca de la oportunidad para lograr sus objetivos expansionistas.

Con estas valoraciones del Premio Nobel, la diplomacia estadounidense, la europea y la OTAN deberán desarrollar una estrategia de unidad adaptada a los nuevos tiempos. Las valoraciones del ex secretario de Estado Kissinger no excluyen el desacertado trato dado por la OTAN y los presidentes estadounidenses a Rusia y Putin, sobre todo durante las intervenciones en Iraq y Serbia, luego las de Siria, Georgia y Ucrania que de cierta manera alentaron a Putin a seguir invadiendo.

Pero los oligarcas del petróleo y el gas, base de la economía rusa, saben que no es suficiente mantener una carrera armamentista y vencer a EEUU ni a Occidente en una guerra biotecnológica y digital. Otro elemento importante a valorar es que la ideología rusa no es reconocida universalmente como sucedió cuando existía la Unión Soviética.

El cambio de naturaleza de la economía global es su punto débil y es por donde los EE.UU. pretenden golpear. De ahí que la Diplomacia fuese tomada por los líderes europeos para la solución de este complejo conflicto o superar crisis mediante el empleo pacífico de recursos y capacidades de las fuerzas armadas en el conflicto ruso -ucraniano que tiene una repercusión estratégica en Europa.

Y como es de esperar todas las personas que amamos la paz, entre ellos los líderes europeos, EEUU, Ucrania y una gran parte del mundo también lo desean. Quizás Europa y EEUU tengan que retomar entre todos unos nuevos 14 puntos expuesto por el presidente Woodrow Wilson en 1918 o aprovechar este momento para reflexionar y firmar un Tratado de Paz Global donde se frenen nuevos actos de agresión y ocupación. Aunque en estos momentos hay que jugar con la presencia de China y su estrecha relaciones entre los presidentes Putin y Xi Jinping que acorto plazo puede asumir la compra a bajo precio de gas y petróleo ruso.

La Diplomacia ha enseñado que es una herramienta de inteligencia política pública, legal y abierta: es negociar, intercambiar opiniones e informaciones, hacer concesiones, decidir militar, económica y políticamente, así como acordar en nombre de los Gobiernos para lograr la paz ante, durante o después de los conflictos.

La guerra no funciona para nadie, la Diplomacia si, con ella se firman alianzas para vivir en paz. 

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