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Antonio Sempere

Rosa Menor

Rosa Menor y Jovi Lozano-Seser INFORMACIÓN

El ciclo del Gil-Albert dedicado a las mujeres alicantinas que han triunfado en diferentes áreas me permitió conocer de cerca a Rosa Menor, cuyo nombre me resultaba muy familiar desde hace años en el mundo de la gimnasia rítmica, pero a la que no había tenido el gusto ver ni tratar nunca.

Su conversación con Toni Cabot en la Casa Bardín fue más que reveladora. Ni que decir tiene que la hora y media de encuentro se hizo corta, dado su carisma y su energía. Cabot, periodista especializado en Deporte, reconoció que si Alicante ha brillado en dos disciplinas, éstas han sido el judo (él mismo escribió un libro sobre Miriam Blasco) y la gimnasia.

Pero la sorpresa vino al descubrir que la histórica entrenadora de Carolina Pascual y tantas campeonas, que compartió cancha con la mismísima Emilia Boneva y se salió con la suya más de una vez, también se dedica a la política. Que ejerce de diputada en las Cortes Valencianas y se las vio con Marzà hasta la semana pasada por el Deporte.

Escuchando a Rosa Menor, viendo su actitud, leyendo sus gestos, no pude dejar de pensar en la enorme alcaldesa que se ha perdido la ciudad de Alicante. Por encima de ideologías, creo que las últimas Corporaciones municipales han distado mucho de dar la talla. Creo que hubiese hecho falta, hace demasiado tiempo, una Rosa Menor que llevase la vara de mando. Una persona firme. Eficaz. Exigente porque ella es la primera capaz de darlo todo. Alguien que hubiese intentado lograr la máxima puntuación para una ciudad que desde hace demasiado tiempo está a la cola de competiciones de toda índole, y encabezando los ránking más feos. Con Rosa Menor en ‘modo seleccionadora nacional’, Alicante hubiese pisado pódium.

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