El PP de Barcala y Mazón ni tiene voluntad, ni está preparado, para afrontar el difícil momento que vivimos y las crisis globales, que tienen su acentuada cara local, que nos acechan y golpean. Y este verano lo ha evidenciado de forma clara y cristalina.

Estamos pasando un verano tórrido, casi tropical, porque la temperatura del mar Mediterráneo es altísima, uno de los factores más preocupantes de la gravedad de la crisis climática en nuestras latitudes. Los negacionistas de la extrema derecha lo tienen crudo para seguir intentando manipular a la opinión pública con temas tan serios. Ni en la barra del bar les va a creer nadie. Solo el PP les ríe las gracias. La gente ya sabe lo que es el cambio climático. Este verano lo ha vivido en sus carnes. La comunidad científica no engaña. La gente lo comprobó con las vacunas y ahora está viendo que los avisos de la gravedad de la crisis climática iban en serio.

Y mientras esto ha estado pasando el gobierno del PP, y lo poco que queda de Ciudadanos, ha estado mirando hacia otro lado. Barcala no ha tomado una sola medida, alguna iniciativa, para amortiguar el rigor climático. Ni un refuerzo de la atención a las personas mayores que son más vulnerables a las altas temperaturas. Y su falta de empatía social le ha impedido preocuparse de las personas que viven en la calle para ofrecer un espacio donde cobijarse en las horas de mayor calor. Pero bueno, también podemos multarles por pasar calor. No tienen derecho a hacerlo. En esta ciudad, las derechas y los derechos nunca se han llevado bien.

Por otro lado, la ciudad ha estado sucia porque la limpieza ha ido por barrios (reforzamos centro y playas y abandonamos al resto), pero hemos tenido turistas, yo diría que muchos, a pesar que no haya nadie al frente del turismo de la ciudad. El patrimonio de la ciudad sigue descuidado, nada se sabe de la dinamización del Castillo de San Fernando, ni tampoco de hacer del Castillo de Santa Bárbara la sede de los Cursos de Verano de las universidades. El modelo es más próximo al de ser un nuevo parque temático. Y hemos tenido vaquilla en el Moralet. No les limpian, no asfaltan las calles, pero los toros que no falten. Incluso, hablando de toros, traen un cocinero de Madrid para promocionar la gastronomía. Lo de ciudad del arroz y nuestros cocineros, no valía.

Y cuidado, porque llega septiembre y sus temidas gotas frías y los barrancos sin limpiar. También aquí Barcala mira imprudentemente hacia otro lado.

Pero la gota que colma el vaso nos la reservaban para finales de agosto. La avenida Aguilera. El PP, presenta una actuación más propia del desarrollismo franquista que de una ciudad del siglo XXI. Y toda la ciudad está en contra. Vecinos, comerciantes, Ampas, ecologistas… Porque es un despropósito, porque es una burrada. Carece de sentido común y significa no haber entendido nada de la crisis climática y energética que nos azota. Y va en contra del consenso de las propuestas para esta avenida definidas en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) que aprobó hace unos años el propio Barcala. Incluso la pequeña parte de Ciudadanos que sigue pensando que son un proyecto político autónomo se posiciona en contra. Una nueva guerra entre los concejales de Urbanismo y Transporte del bipartito, donde dudo mucho que la vicealcaldesa salga a dar la cara por su programa electoral y su compañero de partido. Ya está en otra cosa.

Pero esta gota puede ser una tormenta para Barcala. Desde Compromís nos situamos al lado de las entidades de Benalúa, de la mayoría social alicantina para hacerles rectificar y que paren esta aberración urbanística. Y ahora que Ortiz se vuelve a llevar grandes obras en la ciudad, no planteen ocurrencias de aparcamientos. Ya hemos visto esa película muchas veces. Con sus sobrecostes de protagonistas. El Hércules pierde, pero Ortiz, con el PP, siempre gana.

Tomemos nota. Porque de esto irán las elecciones de 2023. De afrontar el futuro con responsabilidad para hacer frente a las crisis que tenemos encima, o de ir hacia atrás para volver a una ciudad que entró en barrena hace pocos años. Y esta vez, con la participación de la extrema derecha. De ganar la mayoría o que unos pocos vuelvan a tener las manos libres para seguir destrozando Alacant.