Descubrir en cuántas cosas estamos los habitantes de esta Comunidad a la cola de las autonomías españolas es siempre un ejercicio duro de realismo que deriva en cabreo sordo. El variado elenco, del que les hablamos en INFORMACIÓN un día sí y otro también, incluye financiación autonómica, inversiones del Estado por habitante, comunicaciones por carretera o ferrocarril, y un largo y ominoso etcétera. Siendo todos ellos malos, ayer nos sorprendió la noticia publicada por nuestra compañera Juani Hernández de que estábamos también a la cola del país en algo aún peor: el número de enfermedades que se buscan con la prueba del talón a los bebés que nacen en esta Comunidad, el llamado “cribado neonatal”. La noticia que publicaba Juani señalaba que las ocho enfermedades que la sanidad valenciana busca en esa prueba quedan muy lejos de las 40 que rastrean los análisis de los servicios sanitarios de Murcia o Melilla. Muy lejos también de la media española, que está situada en 21 enfermedades.

La información que proporciona ese simple análisis que se hace a partir de unas gotas de sangre, recogidas del talón del recién nacido, es, para los legos en ciencia como el que suscribe, realmente alucinante. La analítica no solo aflora las dolencias más “comunes” de un neonato sino también un amplio catálogo de las llamadas “enfermedades raras”. De hecho, es el Observatorio Legislativo de Enfermedades Raras y Medicamentos Huérfanos quien ha proporcionado todos estos datos. La detección temprana de lo que se busca en la prueba del talón es la distancia que media entre dos realidades separadas por un abismo: un bebé que sale felizmente adelante o uno que se nos queda en el camino o que va a sufrir una enfermedad muy dura toda su vida. ¿Cómo es posible esta brutal diferencia entre los servicios sanitarios de un mismo país? ¿A qué se debe? ¿Es por dinero? ¿Por falta de especialistas? ¿Por carencias en la preparación de nuestro personal sanitario? Si Melilla o Murcia, o todas las que están muy por delante de nuestra Comunidad en este ranking, se pueden permitir ese análisis más completo es porque hay una decisión política detrás que aquí, evidentemente, no tenemos. Ayer mismo, seguramente muy preocupados con la noticia, los responsables de la  Conselleria de Sanidad se comprometieron a incluir cuanto antes tres enfermedades raras más en el cribado neonatal que se practica a los bebés de nuestra Comunidad. Tres más. Bien. Los padres de los niños que pueden dar positivo en esas tres enfermedades estarán muy felices. Pero, ¿lo estarán tanto los padres de los niños de las otras 29 enfermedades que te descubrirán si naces en Melilla o Murcia, pero de las que nada se sabrá si naces en Alicante, València o Castellón?

Y una cosa más:

Los exportadores alicantinos tienen que pagar 15 millones de euros más al año que sus competidores por la falta de una conexión entre el puerto de Alicante y el Corredor Mediterráneo. Europa nos castigó en su momento dejando a nuestro Puerto fuera de las redes transeuropeas de transporte, quitándonos el enlace ferroviario. El Gobierno de Rajoy no hizo nada para solucionarlo y el de Pedro Sánchez prometió que lo iba a arreglar. El Ministerio de Transportes tiene el dinero, 60 millones de euros de los fondos Next Generation, pero sigue sin licitarlo. Simplemente se ha “olvidado” de que existe. Han pasado cuatro meses desde que pasó el plazo para esa licitación y en diciembre hará un año que el comisionado del Gobierno para el Corredor Mediterráneo dijo en Alicante, en unas jornadas de la UA, que solo faltaba un problema por resolver. Hasta hoy.