Atención, que este jueves tenemos caviar. Una conversación larga entre Jesús Marchamalo y Luis Landero, grabada hace meses, cuando ambos no sospechaban que el escritor iba a lograr el Premio Nacional de Narrativa. Lo que ocurre es que la cultura está tan mal vista, que un espacio que tiene todas las papeletas para ser candidato a ganar el Premio Nacional de la Televisión (Encuentros, anótenlo; seguro que gano la apuesta) provoca cierta vergüenza a los responsables de su emisión. Por eso lo esconden para que pase desapercibido. En concreto, esta entrega del escritor guitarrista la emiten emparedada entre dos entregas de Cómo nos reímos, que son las que dan tirón y espectadores a la cadena.

Encuentros ha entrado en su recta final. Sus 12 entregas se acaban. ¿Recuerdan cuántos episodios de se emitieron del programa A fondo presentado por Joaquín Soler Serrano? Los bancos de datos dicen que 406. Para alcanzar tal cifra, un proyecto tan estimulante como Encuentros debería continuar durante un periodo de 33 temporadas. Hasta el año 2045. De este modo TVE acumularía a su archivo audiovisual 400 entrevistas más con personajes de indudable atractivo. Ahora filmados en Alta Definición. Pero el mundo cambia, y las televisiones más todavía.

Me duele leer el mensaje que me envía el propio presentador, Jesús Marchamalo, amigo fiel, quejándose del escaso eco que ha tenido Encuentros en los medios de comunicación. «Quieren televisión cultural de calidad, y cuando se ofrece, no hacen ni caso».

Más o menos como una falla, los doce monumentos que son cada uno de los encuentros con personalidades se quemarán antes de Navidad. Después, la nada. Puede que pasen años, lustros, hasta que la televisión pública emprenda un proyecto cultural semejante: tan serio y solvente. Para ser ultrajado después entre chistes de chistosos.