EN POCAS PALABRAS

Donde más me duele

Un centro de salud de Alicante.

Un centro de salud de Alicante. / David Revenga

Antonio Sempere

Antonio Sempere

Las agendas de los especialistas de Neurología están cerradas. Terminan el año igual que lo empezaron: sin admitir citas para 2023. En este caso, ingenuo de mí, pasé a reservar la mía por el mostrador de la calle Gerona, que atiende a todo Alicante centro. La celadora, al ver mi expresión por encima de mi mascarilla, intentando quitar hierro al asunto, y me dio el impreso de queja de usuario que debo rellenar: “Si se reciben cientos puede surtir efecto”.

La situación de la sanidad pública, en lo que se refiere a cifras, nunca ha estado peor que ahora. Se publica en los medios y se airea en televisión que atención primaria ha tocado fondo, y los 15 días de espera para una cita no te los quita nadie. También se publican con frecuencia las demoras a que están sometidas las intervenciones con quirófano (dieciséis meses las de cadera o rodilla, titulaba el 22 de diciembre este diario). Sabemos que la provincia de Alicante acapara el envío de pacientes a la sanidad privada para reducir las listas de espera.

Pero existe una opacidad absoluta sobre la cuestión de las agendas cerradas de los especialistas, una situación ante la que los usuarios nos sentimos impotentes y títeres. Ignoramos cuándo se nos atenderá y lo que es peor, ni siquiera activamos una cuenta atrás hasta ese día.

Hay procesos que matan sin dolor, como las cardiopatías (en Cardiología también he sufrido agendas cerradas) y hay dolores que ‘no matan, pero consumen’, como las cefaleas crónicas que trato con el neurólogo: el especialista cuyas agendas han estado cerradas de principio a fin de 2022. Esta es una de las grandes lacras de la sanidad pública actual. No solo la atención primaria.