90 años de la Ley Prieto

En agosto de 1933 las Cortes de la II República declararon de utilidad pública la urbanización del nuevo Alicante en la Playa de San Juan

Una panorámica de la ciudad de Alicante.

Una panorámica de la ciudad de Alicante. / Pilar Cortés

José María Perea

José María Perea

Los inicios de un nuevo año son el momento para evocar el aniversario de acontecimientos pasados. El próximo 3 de abril se cumplirá el Centenario del nacimiento en Onil de Eusebio Sempere, el más internacional e innovador de nuestros artistas plásticos, cuya generosa donación a la ciudad de Alicante de su colección particular de obras de artistas contemporáneos nos permite disfrutar en el Museo de La Asegurada de uno de nuestros mejores tesoros culturales. Se cumplen en 2023 otros importantes aniversarios: los 70 años de la llegada de las aguas de la Mancomunidad del Taibilla, sin cuya aportación para el abastecimiento urbano no habría podido desarrollarse casi media provincia, con las ciudades de Alicante y Elche como mayores beneficiarias; setenta años también de la creación por la Diputación de la desaparecida Caja de Ahorros Provincial y del Instituto de Estudios Alicantinos, antecedente del actual Instituto Cultural “Juan Gil-Albert”. Se cumplen sesenta años del descubrimiento por don José María Soler del famoso “Tesoro de Villena”, así como del nuevo Instituto en el promontorio del Castillo de San Fernando en Alicante y de los primeros centros públicos de Enseñanza Media en Elche y Elda, también de la apertura del Sanatorio Cardiovascular en San Vicente del Raspeig y de la llegada de la electrificación a la isla de Tabarca. Y medio siglo, 50 años, de la llegada del primer “Jumbo” a las pistas del aeropuerto sito en El Altet, de la inauguración del Apartotel Meliá en terrenos portuarios contiguos a la playa de El Postiguet, del Club Sierra Helada en Benidorm, del funcionamiento en Elche del cine-club Luis Buñuel, o de Mercalicante, el único mercado mayorista en la provincia para el abastecimiento de frutas y hortalizas frescas.

También en 1973 se abrió finalmente al tráfico de vehículos en la ciudad de Alicante la totalidad de la carretera de La Cantera, entre la Estación de La Marina y La Albufereta, una de las prioridades del proyecto más ambicioso en el desarrollo territorial y urbanístico aprobado por las Cortes de la II República y conocido como “Ley Prieto”, por haberlo propuesto quien entonces era ministro de Obras Públicas en el Gobierno presidido por don Manuel Azaña. En marzo de 1933 las Cortes habían aprobado el proyecto de construcción de la carretera Alicante-Playa de San Juan y el 25 de junio de 1933, al día siguiente de la Cremá de las Hogueras en la noche de San Juan, fue el presidente del Consejo de Ministros, el citado Manuel Azaña, quien asistió al inicio de las obras de la citada carretera: la explosión del primer barreno en la zona de La Cantera. Se cumple este junio 90 años de aquel hecho. Cuarenta años después finalizó la obra dadas las dificultades que suponía el trazado entre la vía estrecha del tren Alicante-Dénia y la Serra Grossa o de San Julián.

Iniciativa municipal

Las elecciones municipales del 14 de abril de 1931 dieron el triunfo en la ciudad de Alicante, por una amplia mayoría, a la conjunción de fuerzas políticas republicanas. Dos días después la totalidad de la Corporación eligió alcalde al industrial de Artes Gráficas Lorenzo Carbonell Santacruz, que obtuvo 37 votos, uno en blanco (se dijo que era el suyo) y una ausencia, la del monárquico Ricardo Pascual del Pobil, alcalde varias veces y que ostentaba la vara de mando en 1909 cuando Lorenzo Carbonell se incorpora por primera vez al Ayuntamiento como concejal por la coalición Republicano-Socialista. Carbonell Santacruz, muy influenciado en su juventud por el doctor Rico Cabot, participaba del pensamiento progresista surgido en una parte de la burguesía local a mediados del siglo XIX (el comerciante Eleuterio Maissonnave, el médico Sánchez Santana, el arquitecto Guardiola Picó) que venía auspiciando para la ciudad cambios urbanísticos de carácter higienista y nuevos desarrollos para convertir Alicante en una “cité balnearie”, siguiendo el modelo francés en la Costa Azul, por sus condiciones climáticas y de proximidad a las playas. Las primeras gestiones del alcalde Carbonell, con 22 años de experiencia previa como concejal, van encaminadas a resolver el problema del paro, garantizar el suministro de aguas potable (para lo que viajó a Cartagena para conocer la recién creada Mancomunidad de Aguas del Taibilla), elaborar el plan de construcciones escolares y las obras de demolición de La Montañeta (una zona de viviendas infrahumanas entre los restos de las edificaciones militares de las antiguas murallas, cuyos trabajos emplearían a muchos obreros en paro).

El 19 de agosto de 1932 presenta el alcalde Carbonell una moción al Pleno Municipal para urbanizar la Playa de San Juan como una forma de ampliación y transformación turística de la ciudad. Indalecio Prieto, veraneante en Alicante, conoce la propuesta y la apoya. Mientras el arquitecto municipal Miguel López inicia los estudios técnicos para la nueva ciudad apoyándose en las laderas Norte del Cabo de Las Huertas, el alcalde Carbonell busca la complicidad de sectores económicos de la ciudad. Así, en enero de 1933, ahora se cumplen 90 años, un centenar de alicantinos se reúne en la finca del Doctor Tapia, en el Cabo de Las Huertas, para conocer del alcalde y del propio Prieto las líneas generales del Plan. El ministro destacó, ¡EN ENERO DE 1933!, ”las posibilidades turísticas de España en el contexto europeo” y señaló para Alicante dos prioridades: una carretera que permitiera el fácil acceso a la zona de Playa de San Juan (que conceptual y urbanísticamente llegaba hasta la desembocadura del río Monnegre en término de Campello) y mejorar las comunicaciones entre Madrid y Alicante por tren y carretera. Tan entusiasmados quedaron los asistentes a aquel encuentro político-gastronónomico que algunos de ellos compraron terreno en la zona lo que explica aún hoy, por ejemplo, los edificios levantados sobre suelo propiedad de destacados médicos de entonces.

Un proyecto ambicioso y de futuro

En marzo de 1933 las Cortes aprueban el proyecto de construcción de la carretera, y en agosto, el conocido desde entonces como “Plan Prieto” que instaba por ley al Ayuntamiento a elaborar en seis meses un Plan de Urbanización de la Playa de San Juan, a crear una Junta de Urbanización y anular todos los permisos provisionales concedidos. El Ayuntamiento elaboró las Bases de un Concurso Público de Anteproyectos para la Urbanización de Playa de San Juan como una “ciudad satélite” donde, inspirándose en los principios de la Carta de Atenas, hubiera dotaciones hoteleras y residenciales, instalaciones deportivas y muchas zonas verdes. El arquitecto Miguel López elaboró un anteproyecto municipal en la línea de la “ciudad-jardín” que incluía junto al hotel, el casino y la sala de espectáculos, los campos deportivos y una estación de ferrocarril, con hasta cinco tipologías de viviendas (incluyendo dos viviendas separadas por una pared medianera, los “adosados” de hoy, y bloques de apartamentos) además de dotaciones como cooperativas de abastecimiento.

El concurso público, de ámbito nacional, fue ganado por el arquitecto madrileño Pedro Muguruza. Su proyecto comprende todo el territorio que va desde La Sangueta hasta el Riu Sec, con una visión metropolitana para la que el Ayuntamiento de Alicante ya había solicitado meses antes el apoyo de los Ayuntamientos de San Juan y Campello. Zonificaba todo ese gran espacio litoral en tres sectores, dejando sin edificar desde la estación de La Marina hasta la playa de La Albufereta, y contemplaba proyectos tan ambiciosos como aeropuerto, puerto deportivo, campo de golf, balnearios para la clase obrera (una de las preocupaciones de Prieto), estadio de deportes y fútbol, etc. además de la protección de las Torres de la Huerta.

La Guerra Española de 1936-39 y la oposición de los nuevos dirigentes locales en el primer franquismo (en 1949, el Ayuntamiento presidido por Montesinos Such pidió que se dejara en manos de los propietarios del suelo el desarrollo urbanístico de la zona) paralizaron aquel Plan del que ahora se cumplen 90 años aunque las alineaciones de viarios y exigencias mínimas (ancho de calzadas, aceras y retranqueos) se mantuvieron en vigor hasta que, al amparo de la Ley del Suelo de 1956, se inició a principios de la década de los sesenta la ordenación de un primer polígono, el más próximo a la actual Avenida de Niza, por el arquitecto catalán Juan Guardiola Gaya bajo la tutela del entonces Ministerio de la Vivienda. Mientras, familias alicantinas lograron, con complicidad notarial, “rebautizar” como “Muchavista” sus propiedades en término de Campello, para sustraerse así a las condiciones del Plan Muguruza de Playa de San Juan, que perdía de ese modo su carácter intermunicipal. Al mismo tiempo, desde Valencia, la Jefatura de Costas permitía construir a Pradel entre el mar y la línea ferroviaria, en la zona de La Cantera, ante el silencio cómplice del Ayuntamiento de la época.

Con el tiempo, al primer polígono en Playa de San Juan siguieron otros. Las huellas de aquel urbanismo “desarrollista” y puramente residencial, sin dotaciones escolares, sanitarias, de servicios administrativos, etcétera, son aún visibles. La aprobación del Plan General de 1986, actualmente vigente, palió alguna de aquellas carencias y exigió, para los grandes espacios por urbanizar, el PAU-4 y el PAU-5, sendos concursos que, aunque muy alterados, se han ido desarrollando en los últimos años, ya en el siglo XXI.

Es posible que en la segunda mitad de este año, con la colaboración de la Universidad de Alicante (Sede Universitaria y Archivo de la Democracia, que recibió hace pocos años un importante legado de Lorenzo Carbonell por generosidad de su familia), y del Colegio de Arquitectos podamos conmemorar con unas jornadas divulgativas lo que supuso aquel gran proyecto estudiado por profesores como Fernando Vera, Andrés Martínez, Justo Oliva, Santiago Varela, Joan Calduch, Tomás Mazón, José Ramón Navarro o Jorge Olcina, por ejemplo. Aquel proyecto, tan ambicioso y de futuro quizás nos permita reflexionar sobre lo que pudo haber sido el desarrollo de Alicante ahora que, con buen criterio, se ha dejado los trabajos del nuevo Plan de Ordenación Urbana, que ha de dibujar el Alicante hasta mediados de siglo XXI, para después de las municipales del próximo mes de mayo.