El silencio también es una opción

El silencio también es una opción

El silencio también es una opción / JuanCarlosPadillaEstrada

Juan Carlos Padilla Estrada

Juan Carlos Padilla Estrada

Extracto de la biografía del príncipe Harry:

Yo era el plan B. Me trajeron al mundo por si a Willy le pasaba algo. Mi cometido era ofrecer, en caso de necesidad, una pieza de recambio. Un riñón, tal vez. Una transfusión de sangre, una pizca de médula. Todo eso me lo dejaron meridianamente claro desde mi más tierna edad. Tenía veinte años cuando oí por primera vez la historia de las supuestas palabras de mi padre a mi madre el día de mi nacimiento: «¡Maravilloso! Ya me has dado un heredero y un repuesto; he cumplido con mi trabajo». Una broma, es de suponer. Por otro lado, se cuenta que, a los pocos minutos de soltar esa cumbre de la comedia, mi padre salió a reunirse con su novia.

Extracto canción de la Sra. Shakira Mebarak «dedicada» a su exmarido Sr. Gerard Piqué:

Una loba como yo no está pa’ novatos.

Una loba como yo no está pa’ tipos como tú

A ti te quedé grande, y por eso estás con una

igualita que tú.

Yo valgo por dos de 22.

Cambiaste un Ferrari por un Twingo

Cambiaste un Rolex por un Casio.

Mucho gimnasio, pero trabaja el cerebro

un poquito también.

El príncipe Harry ha percibido un adelanto editorial por los derechos de su libro de 17 millones de euros más una cantidad cercana a los 100 millones de dólares por los derechos de la serie que realizará Netflix.

La señora Shakira lleva más de 40 millones de visualizaciones en YouTube y una repercusión planetaria, mientras los departamentos de marketing de las marcas mencionadas en su canción están maniobrando a toda prisa para intentar obtener un resultado positivo a nivel de imagen.

Resulta que unas personas más o menos conocidas aireen sus problemas personales, sus triunfos o miserias, hace enloquecer a una buena parte de la sociedad. Los programas de casquería de famosillos siguen concitando un interés impropio. Acontecimientos como el despecho de un señor que no se siente adecuadamente querido o de una señora que se ha divorciado de su marido tienen más repercusión que hallazgos científicos, tecnológicos o sociales relevantes para la historia de la humanidad.

Si no me creen, hagan la prueba: pregunten a cualquiera por la letra de la canción de Shakira y a continuación por el nombre del primer artefacto que entró en el sistema solar y que se cree que pudiera ser de origen extraterrestre. Luego háganlo por los conceptos elementales de fusión nuclear o por las diferencias básicas entre liberalismo y populismo.

¿Que nos está pasando como sociedad? ¿Dónde están realmente nuestros intereses? ¿Hemos afinado educacionalmente los puntos de mira de los ciudadanos del siglo XXI?

Yo creo que los hechos nos demuestran que no es así, y el problema en mi opinión no está solo en la redes sociales o en la banalidad que nos invade: la raíces de este problema están en la educación que ofrecemos a nuestros jóvenes, en que no hemos sabido inculcarles el afán por la curiosidad o una sólida escala de valores; en el desdén por el conocimiento, en la falta de aprecio por nuestra historia.

Pero además, yo sugeriría a los dos protagonistas de estas historias, tan lucrativas, que el silencio es una buena opción. El silencio proporciona distancia, intimidad, reflexión y evita las tentaciones de venganza. Es muy posible que los próximos tiempos, el príncipe y la cantante miren hacia atrás y deseen no haber dicho lo que dijeron. Porque no todas las verdades –sus verdades– han de ser voceadas al mundo entero: Debatir los problemas en la intimidad es, quizá, la única manera de resolverlos o, al menos, de poseer la sensación de haber hecho lo posible.

En el futuro su arrepentimiento no servirá, no reparará el daño infligido y el dinero percibido no podrá ser su antídoto. Al fin y al cabo, el dinero no es antídoto de casi nada.