A propósito de la Comunitat

Parte de la bancada del Gobierno y de los asientos del PP en el Congreso de los Diputados.

Parte de la bancada del Gobierno y de los asientos del PP en el Congreso de los Diputados. / EFE

Marc Llorente

Marc Llorente

La cuestión es que los ciudadanos en general perciban las mejoras y que esto influya al acudir a votar. Deben sentirlas porque las hay y afectan favorablemente a España y al conjunto de la población. Es así. Pero esta situación tiene que verse refrendada con la venia de una amplia parte del personal. Sin prejuicios y desterrando la intransigencia si la hubiese, ya que existen razones para ello. A los hechos nos remitimos.

En cuanto a la coalición progresista del Botànic, presidida por Ximo Puig, puede mostrar una buena hoja de servicios. Nuevos empleos, caída del paro, mejoras en ayudas a la dependencia, becas escolares, reducción de deuda o la próxima construcción, en terrenos de Sagunt, de la primera gigafactoría de motores eléctricos y de almacenamiento de energías renovables de Volkswagen. Fuera de Alemania. Una inversión y un proyecto que celebra el presidente de la Generalitat como hito para la economía valenciana, con efectos favorables en el mercado de trabajo desde el principio, además de la creación de un centro de FP que formará empleados.

Pese a todo, ¿hay pulsión de cambio? ¿Habrá un tercer Botànic? Las encuestas avalan a Puig como buen gestor, lo cual significa que late un optimismo oficial al que empaña la relación entre socios. La innovación, el progreso y las políticas sociales han marcado el rumbo. Pero la mutua desconfianza se refleja en el perfil de cada partido ante las elecciones autonómicas del 28M. Los socialistas asumen posiciones más de centro, y Compromis y Unides Podem traspasan esas líneas en busca de tajada mayor.

En favor del turismo sostenible, por cierto, la tasa turística comenzará a aplicarse en diciembre de este año y oscilará entre 0,5 y 2 euros por estancia y por persona. Depende del tipo de establecimiento y su categoría. Quedan exentos los menores de 16 años, los programas sociales, las estancias por motivo de salud y otras circunstancias, como quienes participen en eventos científicos organizados por universidades públicas valencianas. ¿Alguien se podrá arruinar? El tremendismo de algunos convierte cualquier cambio en gran polémica, y muestran siempre interés en matar moscas a cañonazos.

Los conservadores proclaman «Sonríe. Ya se van» con el sonriente candidato popular a presidir el Consell, Carlos Mazón, en primer término. No sé si la sociedad valenciana recuerda los años de corrupción (aún no superados) y desgobierno del PP. Dos opciones. Freno y marcha atrás por parte de unos, o que se les queden heladas las sonrisas. La marca de la corrupción en la Generalitat se fue diluyendo a partir de 2015, si bien es verdad que el caso Azud, la trama de comisiones ilegales a cambio de la adjudicación de grandes proyectos urbanísticos y contratos públicos u otra clase de gestiones ilícitas, aun siendo de la era del Partido Popular, de 2009 a 2013, salpicó a algunos socialistas. Los investigados fueron apartados en su momento.

Respecto a otra de las humaredas que nos inundan, el trasvase Tajo-Segura se recorta y a cambio se abarata el agua desalada. «No queda más remedio», según la ministra para la Transición Ecológica y vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera. Las lluvias se reducen y se da por hecho que se reducirán más, según las previsiones. Este asunto no pretende ir contra nadie ni contra la huerta de Europa, sino que los efectos del cambio climático imponen su ley y es preciso actuar en consecuencia y dejarse de guerras. Habrá agua en todo caso. Por muchas movilizaciones ciudadanas de los regantes y aunque se lleve el asunto al Tribunal Supremo, la realidad no cambia por desgracia. Tampoco varía la instrumentalización política de los hacedores de estruendos que buscan réditos electorales. Irresponsablemente.

El Gobierno central se lo pone difícil a Puig, eso sí, y el Ejecutivo de la Comunitat Valenciana, que él preside, se puede ver afectado cuando poco falta para los comicios. Si el PSOE pierde esta autonomía, no sería buena noticia para Pedro Sánchez, de cara a las elecciones generales, y sí un magnífico aliento para el inmoderado aspirante Feijóo en el cuadrilátero de la política nacional. Sea como fuere, ¿no están mejor ahora España y la Comunitat que antes? Nuestro país liderará el crecimiento económico en la eurozona en los dos próximos años, a juicio del Fondo Monetario Internacional y no gracias al catastrofismo de la derecha. ¿Es preferible el descrédito de otros, cuyo falso patriotismo debe de estar de luto? ¿Seguimos apostando por las políticas avanzadas y los derechos sociales? Eso es lo que básicamente nos jugamos.