Días de tele

Julia Otero en 'Días de tele'.

Julia Otero en 'Días de tele'. / TVE

Antonio Sempere

Antonio Sempere

Da pena que Días de tele no sea realmente una zambullida a la nostalgia de lo que supuso el medio televisivo en nuestro país durante las décadas pasadas, haciendo hincapié en los sesenta, los setenta y los ochenta, cuando La Primera y el UHF campaban a sus anchas en solitario, sin competencia. Lo primero que nos sorprendió fue ver al lado de Julia Otero, a modo de mano derecha de la maestra de ceremonias, a José Miguel Contreras, un señor que tuvo mucho que ver en el arranque de las televisiones privadas de este país, y no lo disimula en absoluto.

Por citar un ejemplo concreto, el día que abordaron la forma en que el medio televisivo abordó la materia sexual constatamos cómo, a juicio del programa, la noche más trascendente fue aquella en la que Canal Plus comenzó a emitir su película porno codificada, en octubre de 1990. Hay que poner en contexto, y recordar que esta posibilidad era sólo para abonados, que en el conjunto de los españoles eran muy pocos.

Mucho más interesante habría sido realizar una tertulia en torno a la audacia de Ángel Casas para cerrar su show Un día es un día con un desnudo integral o invitando a todo el público de la grada a que se desnudase; o profundizar en la emisión mensual de La 1 de emitir Cine de medianoche (películas clasificadas S por su contenido), para lo cual cerraba su emisión y se volvía a abrir un rato después.

En definitiva, Días de tele debía ser un viaje al pasado televisivo de La 1 y La 2, y resulta que sus guionistas parece que nacieron cuando las privadas ya estaban allí. La presencia de las chicas de Estirando el chicle riñe con el espíritu fundacional del formato.