En pocas palabras

Demasiados funcionarios

Funcionarios de la Agencia Tributaria, en una imagen de archivo.

Funcionarios de la Agencia Tributaria, en una imagen de archivo. / GUSTAVO VALIENTE / AGENCIAS

Antonio Sempere

Antonio Sempere

Acabamos de saber que la Comunidad Valenciana, sólo por detrás de Andalucía, es la que más opositores a la función pública tiene en todo el territorio nacional. Mala cosa. Que en pleno 2023 la gran panacea ciudadana sea conseguir una plaza de funcionario es un enorme error del sistema. ¿Dónde quedan la creatividad y la vocación?

Ay, los funcionarios, que nacieron con el pecado original de creer que su obligación acababa con ir a trabajar, con fichar. Pero hete aquí, las vueltas que da la vida, que llegaron una pandemia, un confinamiento, y una etapa de teletrabajo que a algunos se les hizo larguísima. Preferían ir al centro de trabajo que quedarse en casa. Socializar. Compartir la pausa del almuerzo con los compañeros, y comentar el mundo desde el ordenador del trabajo. Esos pequeños placeres.

Algunos funcionarios son honestos y responsables. Pero les tocan jefes que son un poema y se desmotivan. En estructuras piramidales como son las administraciones suele ocurrir a menudo.

Los usuarios hemos sufrido el paso de la era analógica a la digital. ¿Percibimos alguna mejora? En los bancos todo fue a peor: reducción de personal, cierre de oficinas y obligación de operar en cajeros. Pero, ¿qué ha ocurrido en la administración? ¿Se han aligerado los trámites? En absoluto.

Un país tan empobrecido como España, ¡con un billón y medio de deuda pública! y unas cifras reales de paro y pobreza tan alarmantes no debería permitirse el capricho de seguir engordando el número de trabajadores que viven de papá Estado. Máxime cuando la pirámide poblacional indica que dentro de muy poco seremos más jubilados que personas en activo: que los de la generación del baby boom ya estamos entrando en tromba en las clases pasivas.