EL TELEADICTO

True crime

Antonio Sempere

Antonio Sempere

Los reportajes basados en la reconstrucción de crímenes viven su momento de gloria. Carles Porta dio en el clavo con Crims en TV3, adaptando a la televisión su formato radiofónico, lo que ha reportado a la cadena récord de espectadores temporada tras temporada. À Punt va por la tercera de L´hora fosca, un formato similar en donde un narrador anónimo (en lugar de un Carles Porta reconocido) nos relata algunos de los sucesos más relevantes acaecidos en la Comunidad Valenciana. La puesta en escena es la misma: declaraciones con fondo gris de los cuadros policiales, testigos y familiares, y reconstrucción dramatizada de los hechos.

Sin embargo, tras ver con detenimiento ambas series completas hay algo que llama poderosamente la atención. Mientras en Crims quienes hablan ante las cámaras del programa lo hacen en un catalán fluido, natural, integrado, porque esa y no otra ha sido su lengua materna, en L´hora fosca la lengua predominante de todos los testimonios que se vierten en las grabaciones del programa es el castellano.

Dicho con claridad: mientras en Crims los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado catalanes, los jueces, abogados y fiscales, los periodistas e investigadores, los profesores de universidad de las distintas comarcas catalanas (y tanto da que se trate de casos que se han producido en la propia capital, Barcelona, como en la periferia), se expresan en un catalán que da gozo escucharlo, en L´hora fosca, la inmensa mayoría de miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, letrados, médicos forenses, miembros del Instituto de Medicina Legal, y periodistas se expresan en castellano. Mucho rótulo tipo Cap d´homicidis d´Alacant o Cap d´homicidis de València, pero todos hablando en castellano. Creo que se entiende mi mensaje.