Opinión

De Bach al Fijazz

Antonio Serrano, el mago de la armónica, nos transportó en uno de los viajes sonoros más estimulantes de cuantos hemos vividos en el ADDA desde que finalizó la pandemia hasta hoy, sin salirse del universo bachiano: partiendo de los sonidos barrocos de sus sonatas, partitas y fugas, desembocó en nuevas versiones libres inspiradas en sus partituras, interpretadas con aires jazzísticos y respeto absoluto hacia el maestro.

El Antonio Serrano Trío, formado junto a los musicazos Daniel Oyarzábal y Pablo Martín Caminero, unió con un hilo invisible el ciclo de música antigua Almantiga (ojo, una de las joyas musicales de la provincia, seis sesiones heterodoxas de enorme interés) con el Fijazz que vendrá el próximo verano. Porque del mismo modo que la armónica de Serrano ya sonó en anteriores ediciones del festival de verano, este programa barroco podría haberse integrado en el festival de música que se celebra mientras Alicante encadena noches tropicales. El mestizaje musical es un hecho y va a más.

El ciclo Almantiga se celebra en la Sala de Cámara Ruperto Chapí (hagamos patria chica) y la cercanía de todo lo que sucede en su escenario es un lujo para el oyente. Bien lo sabe Josep Vicent, que disfrutó del concierto desde la fila 4, entregado como el resto del público que abarrotó el recinto.

Me agradó especialmente que el programa que se inició con la solemnidad de la Misa en si menor concluyese con las notas de la sintonía del «Un, dos tres» del argentino Adolfo Waitzman Goldstein, fallecido a los 61 años. Ojo, que sus dos versiones de esta melodía (sobre todo la de bossa nova en bucle que servía de fondo infinito en el programa hace cuarenta años) demostraron sus dotes como compositor y arreglista. No estaría de más que alguien homenajease su música.