Se jubila la voz

Mando a distancia.

Mando a distancia. / EUROPA PRESS - Archivo

Antonio Sempere

Antonio Sempere

La jubilación de Raúl Alda esta semana no es la de un trabajador más de TVE. El que desde 1995 fuese redactor de Días de cine, y con anterioridad miembro del equipo de Informe semanal, es una de las voces más reconocibles de la casa. Uno de esos locutores a los que bastaba pronunciar tres palabras, o realizar las labores de doblaje en la entrevista de un director o actor entrevistado en un reportaje de un compañero para detectarlo inmediatamente. Ahí estaba el sello de Raúl Alda. Su magisterio.

Lo noticiable del caso es que nuestro apreciado Raúl se marcha de RTVE de manera «forzosa», como a él le gusta subrayar. Por razón de edad. Una edad, por otro lado, nada longeva, puesto que estamos hablando de los 65 años. A él le gustaría continuar en su puesto. Y de hecho, no es extraño que busque acomodo en otro lugar donde continuar compartiendo su experiencia. Cada persona es un mundo, también entre los profesionales de RTVE. Cuando se procedió a aquella famosa tanda masiva de prejubilaciones a través de la cual trabajadores que apenas habían atravesado la cincuentena podían acogerse a ella en muy ventajosas condiciones, hubo muchos que salieron de Torrespaña dando saltos de alegría. Esta misma semana que el comentarista deportivo Nacho Calvo, especialista en tenis, también se jubila, no han sido pocos los compañeros que le han animado en redes sociales, afirmando que tal como está el ambiente en «la casa» es lo mejor que podía hacer: abandonarla.

Difiero en absoluto de estos comentarios, y comulgo con la idea de Raúl Alda. Considero que TVE comete un error garrafal permitiendo dilapidar sus talentos, guillotinándolos cuando cumplen una edad o tienen unos años cotizados. Que te vaya bonito, Raúl.