Un siglo de sagas familiares en la ciudad de Alicante

Los Ivars: constructores, hosteleros y profesoras

Juan Ivars Ronda, carabinero de Benissa, llegó destinado a Alicante en 1921 - Su hijo, Juan Ivars Font, fue un constructor de renombre en la ciudad - Hoy sus descendientes gestionan pubs y cafeterías de moda

Paco, Juan y Coque Ivars Milán.

Paco, Juan y Coque Ivars Milán. / INFORMACIÓN

Ramón Pérez

Ramón Pérez

El destino final de Juan Ivars Ronda, un carabinero de Benissa de bigote frondoso, fue la Alicante de 1921. Atrás dejaba multitud de destinos por donde habían ido naciendo los cuatro hijos, ahora ya adolescentes, que había tenido con Vicenta Font Ivars. Ivars Ronda fallecería al poco tiempo de un ataque al corazón en su casa de General Marvá, donde la familia se había instalado. Mal que bien, la semilla ya estaba plantada en la ciudad.

Uno de esos cuatro hijos, Juan Ivars Font, que rozaba la veintena a su llegada a la capital y que tenía nociones de albañilería, prosperó rápido. Su conocimiento y profesionalidad le valieron para obtener el rango de maestro de obras y su nombre comenzó a sonar en una ciudad que quería y necesitaba crecer, también urbanísticamente. Casi a su llegada conoció a Victoriana Milán Carrión, una joven de Caudete también recién aterrizada en Alicante. Vivirían en Marvá, José María Py y se establecieron en la calle Torrijos (luego, César Elguezábal).

Paco, Juan y Coque Ivars Milán. información

Juan Ivars Ronda y Vicenta Font Ivars, los primeros que llegaron a Alicante. / INFORMACIÓN

Convertido ya en un constructor de referencia, llegó la Guerra e Ivars Font decidió llevar a su familia a Bacarot, lejos del epicentro de una ciudad que luego sería objetivo de la aviación fascista. Allí crecieron sus hijos. A Juanito, el más pequeño entonces, se le reservó una cabra para que nunca le faltara leche. Pasó el conflicto, el negocio marchó bien y Juan Ivars Font construyó casas por toda la ciudad (Paseo de Soto, Marvá, Castaños, Plaza de los Luceros…). También la que sería el campo base de la familia, en Navas 48, seis viviendas en tres alturas: una para su mujer y para él y las otras para cada uno de sus cinco hijos.

En plena cresta de la ola, asociado ya con los arquitectos de prestigio Juan Vidal y Miguel López y con vistas de irse a Madrid, llegó la desgracia. En un viaje de vacaciones le dio un infarto al conductor, su amigo José Castillo, que era el director del Banco de Bilbao en Alicante. Ivars moriría días después tras el golpe que recibió en el accidente. Fue un shock, al entierro acudió hasta el alcalde Agatángelo Soler. Era 1956 y dos de sus hijos varones, Paco y Juan Ivars Milán, asumieron un negocio que ya conocían. El apellido Ivars se asociaría con la construcción durante décadas en la ciudad e incluso los nietos de Ivars Font (Iván y Quisco Ivars Lledó, hijos de Paco y Dora) han tenido hasta hace poco una oficina en Marqués de Molins.

Los nietos de Juan Ivars Font, en 2004. información

Hijas y nueras de Juan Ivars Font, a finales de los ochenta. / INFORMACIÓN

La hija mayor, Juanita Ivars Milán, estudiaría Magisterio y sería maestra en el Colegio Carmelitas, que entonces estaba frente al domicilio familiar. Con el madrileño Manuel Gómez Camús tuvieron a Mariví, funcionaria del INSS, y a Goya, la mayor, que también ha sido profesora durante 30 años en el IES Miguel Hernández. Paco, el segundo de los Ivars Milán, ya hemos citado que siguió con el negocio de la construcción y fijaría su domicilio en La Font. Victoria, de 91 años y la única que hoy sigue viviendo en la casa de Navas, se casó con Miguel Cardona, trabajador de la Diputación, y tuvo cinco hijos. Mariví y Patri fueron inspectoras de Hacienda en la ciudad; Migue, que estudió Obras Públicas, sigue trabajando como tal en la Diputación. Bea se instaló en Benidorm y Nacho es hoy, entre otras muchas cosas, propietario de uno de los pubs de moda de la zona Castaños, el Classics.

Otro de los hijos de Ivars Font fue Juan, que participó en el negocio de la construcción pero también se adentraría con éxito en el de la restauración. Tuvo los bares Alicante I y Alicante II, en la calle Valencia y en Benalúa. Se casó con Hortensia Lillo y tuvo a las mellizas María Cristina y María Jesús. Juan también participó en el mundo fogueril en la barraca Els Chuanos y hoy presume de nietas. Él, la citada Victoria y Vicenta son los tres hijos que aún viven de la saga Ivars Milán. Coque, el pequeño, falleció en San Francisco en 1992, aunque no fue el único que cruzó el charco para vivir. Vicenta conoció en los años sesenta en la Explanada a George Carroll, un militar americano que trabajaba en la recién inaugurada base de Aitana. Al cabo de los años se marcharon a vivir a Texas, donde hoy siguen, con cuatro hijos y siete nietos. Uno de ellos, Benjamin Ivars, luce el apellido de la familia como segundo nombre para que no se pierdan las raíces.

Los Ivars: constructores, hosteleros y profesoras

El constructor Juan Ivars Font y su mujer, Victoria Milán Carrión. / INFORMACIÓN

Funcionarios, profesores, hosteleros, constructores, vinculados a la Festa... Los Ivars terminaron el siglo XX arraigados en la ciudad y así siguen. Ahora la quinta generación se abre paso laboralmente y sigue habiendo profesoras como Elena, pero también enfermeras como Victoria –nombre estrella en la fami-lia-. También empresarias, como Marina y Claudia, tataranietas de Ivars Ronda que regentan el food atelier Hermanas Martínez, cerca de la plaza Balmis.

Los Ivars: constructores, hosteleros y profesoras

Los nietos de Juan Ivars Font, en 2004. / INFORMACIÓN

Los Ivars, un siglo después, ya no llevan tabardo ni pistola, pero no han abandonado los planos ni las obras y una buena sucesora es Lorena Masó, arquitecta. En 2023 viven en Alicante decenas de descendientes de una saga que ya cuenta con integrantes de la sexta generación (Carlitos, Altea, Chloe, Luca, Clara, Bruno y Hugo). Todos ellos crecerán en una ciudad bien diferente a la que acogió a sus antepasados cien años atrás, pero por la que bien merece luchar para no retroceder.