Nunca más muertes en el mar: por una Misión Europea de Búsqueda y Rescate en el Mediterráneo

Mueren al menos 59 migrantes en un naufragio ante la costa de Grecia

Mueren al menos 59 migrantes en un naufragio ante la costa de Grecia / BOUGIOTIS EVANGELOS

Domènec Ruiz Devesa

Domènec Ruiz Devesa

La última tragedia en el Mediterráneo tuvo lugar cerca de Pylos, en Grecia, con el naufragio del Adriana, el día 13 de junio de.2023. Se estima que se ahogaron no menos de setecientas personas migrantes, con un alto número de mujeres y niños, que se encontraban mayoritariamente en la bodega del barco. Lo grave de este suceso es que podría haberse evitado. La responsabilidad penal del estado griego está por determinarse, pero la evidencia apunta a un caso grave de negligencia y omisión del deber de socorro.

En primer lugar, la embarcación, que no era apta para navegar y se encontraba abarrotada y sin víveres, fue detectada por un avión de la agencia europea de fronteras Frontex, muchas horas antes del naufragio, quien a su vez avisó a los guardacostas griegos y ofreció su ayuda. También las autoridades italianas emitieron un aviso, incluyendo el hecho que dos niños habían muerto en la embarcación. A partir de ahí, hay dos versiones contradictorias de los hechos, pero nunca favorable a las autoridades griegas. Éstas últimas sostienen que el Adriana rechazó su oferta de asistencia y que pidió continuar la navegación en dirección a Italia. Pero el Derecho Internacional del Mar deja claro que no se puede permitir que un barco en tales condiciones no aptas para navegar continúe sobre las olas. En cambio, los supervivientes mantienen que el Adriana volcó cuando era remolcado por una embarcación de los guardacostas griegos, en una maniobra cuando menos negligente, en lugar de haber trasladado a los inmigrantes a un barco apto para la navegación.

Parafraseando la famosa novela de García Márquez, el naufragio de Pylos es a todas luces la crónica de una muerte anunciada. Si bien es sabida la agresividad de los guardacostas griegos, conocidos por abandonar con frecuencia a inmigrantes en alta mar, y cuya responsabilidad en este caso parece evidente, hay otros elementos relevantes en esta tragedia que tienen que ver con la falta de un mecanismo europeo de salvamento marítimo.

Para empezar, Frontex se retira de escena tras comunicar la localización del barco en apuros a las autoridades griegas, careciendo de competencias para cursar a éstas una orden de rescatar incondicionalmente a los pasajeros del Adriana, como sería natural. En segundo lugar, y asumiendo por cierta la versión de los guardacostas griegos, estos habrían permitido que la embarcación siguiera navegando “hacia Italia”, dando entender por tanto que por el destino que supuestamente perseguían, la situación no iba con ellos, cuando en realidad el Mediterráneo no es otra cosa que la frontera sur del conjunto de la Unión Europea. Sinsentido tras sinsentido, por tanto.

Por ello, a propuesta del Grupo de la Alianza de los Socialistas y Demócratas, el Parlamento Europeo aprobó el 13 de julio de 2023 una resolución sobre búsqueda rescate en el Mediterráneo, en la que se recuerda que más allá de las distintas visiones sobre la migración de las distintas fuerzas políticas, salvar vidas en el mar es una obligación legal y moral indiscutible. Recordemos que desde el 2014, según las cifras de la Organización Internacional para las Migraciones, han desaparecido 27.633 personas (presuntamente muertas) y 17.000 personas han muerto en el Mediterráneo.

Se habla mucho de que hay que llegar a acuerdos con terceros países para evitar salidas irregulares, establecer vías legales y seguras, luchar contra los traficantes, y repatriar a los que no tienen derecho al asilo, por citar las más señeras. Son medidas que forman parte del debate político y que con diferente énfasis encuentran su sitio en los discursos de los políticos europeos, y que sin duda deben formar parte de una u otra manera de la política europea de inmigración. Todo lo que ayude a prevenir que los inmigrantes arriesguen su vida en rutas peligrosas es positivo, lo que por cierto no incluye financiar a guardias costeras como la libia, que dispara a los inmigrantes cuando los detecta a en sus aguas territoriales o viola sus derechos humanos tras detenerlos.

Pero es incuestionable que una vez que nos encontramos con personas cruzando el Mediterráneo en embarcaciones precarias, no queda otra que disponer de un mecanismo eficiente de salvamento marítimo. Precisamente por ello, desde la Eurocámara reclamamos una Misión Europea de Búsqueda y Rescate, compuesta por Frontex y los Estados Miembros, de modo que no pueda repetirse una situación como la Pylos.

Nuestra resolución, apoyada por los cinco grupos políticos pro-europeos del Parlamento Europeo (socialistas, democristianos, liberales, verdes, y La Izquierda), recuerda también la obligación de llevar a las personas rescatadas al puerto más seguro más cercano (lo que actualmente incumplen las autoridades italianas) y de no criminalizar a las organizaciones humanitarias sin ánimo de lucro que operan en el Mediterráneo y que realizan una labor encomiable, algo en lo que han incurrido e incurren con frecuencia distintos Estados miembros.

El desgraciado hallazgo de la niña de menos de seis meses en una playa de Tarragona, seguramente ahogada tratando de llegar a nuestras costas con su familia, nos encoge el corazón, y nos recuerda al caso de Aylan en Turquía. En su memoria y la de tantos otros, pongamos en marcha sin dilación esta Misión Europea de Salvamento Marítimo. ¡Nunca más!.