Los líderes comen al final

Luis Beltrán Gámir

Luis Beltrán Gámir

Cayó en mis manos una sinopsis y varios comentarios del libro de Simon Sinek, Leaders eat last , que da título al artículo. El autor, buscando un mundo mejor, intenta que entendamos que el éxito está directamente vinculado a excelentes líderes. Nos explica que, en la infantería de marina americana, a la hora de comer, primero se alimenta a los jóvenes, y al final, a los líderes. Según vi, el libro da unas pautas muy instructivas en los primeros capítulos, pero después se repite continuamente, así que no gasté siete euritos en comprarlo. Pero el planteamiento lo encontré interesantísimo.

El líder (según la RAE :"persona a la que un grupo sigue, reconociéndola como jefe") debe ser empático, proteger a los empleados, que sientan que tienen la confianza de sus superiores, en vez de verse relegados. Te pregunto, amigo lector, ¿a cuántas personas conoces que te digan : "amo mi trabajo"? Gente que se levanta con ganas de ir a trabajar, se sienten valorados, y regresan a su casa satisfechos. Pues te contaré un secreto: yo soy uno de ellos. Tal vez sea porque, como profesional liberal, no tengo ningún "jefe" específico, sino multitud de abogados que son mis "minijefes". Y, por mi pequeña experiencia, te diré que, cuánta menos capacidad y conocimiento tienen, más impertinentes son.

El líder medieval despiadado, debería comprar el libro, ya que, si te dedicas a chillar e increpar a tus empleados, mal rendimiento te darán. Debes ser cercano, accesible, tratando a los demás como quisieras que te tratasen a ti. Si quieres hablar con tu empleado, ¿le llamas o escribes a cualquier hora, incluso en vacaciones, o te esperas al día siguiente? Yo interpreto que, siempre que tengas a alguien a tu cargo, ya eres un líder, no hace falta que seas el mandamás de una gran corporación, y, por tanto, todo lo que aquí cuento te es aplicable, amigo mío. Si el empleado sabe que el líder hará todo para cuidarle, le retribuirá con trabajo, y la empresa conseguirá la meta financiera establecida. Y, por empresa, léase "Bar Manolo", o "Frutería Paco". ¿Verdad que os gusta ir a un establecimiento dónde veis contento al empleado?

Cuando tomamos decisiones acertadas, recibimos incentivos químicos receptados por nuestro cerebro. Endorfinas, serotonina, oxitocina y dopamina, ESOD, también llamados el cuarteto de la felicidad, son hormonas segregadas por tu organismo de manera natural a modo de recompensa ante ciertas situaciones. Como ves, faenar en un ambiente amable y exitoso mejorará muy mucho tu salud física y mental. Trabajar duro por algo que no te importa se llama estrés, pero, si lo haces por algo que te llena, se llama pasión.

Hay una frontera que no deben traspasar. Una cosa es que tu jefe sea un sieso, y algo muy distinto que se comporte como el coleguita con el que sales a emborracharte los sábados. Hay representantes del fútbol español que dan vergüenza ajena, y no me refiero únicamente al que roba besos, o se toca el escroto junto a una infanta menor de edad. Los que peináis canas, recordad a Jesús Gil, Lopera...... Yo soy culé, pero reconozco que Florentino es un espejo en el que puede mirarse cualquier aficionado, por ser un hombre elegante y educado, lo opuesto al gorila Maguila. Un líder nunca puede dar vergüenza ajena. Y en política, hay decenas. ¿Habéis olvidado a esos políticos que, dejando al resto a su suerte, fueron los primeros en vacunarse? ¿Quién querría votar a alguien que únicamente busca su beneficio particular? Estás sonriendo, amigo lector, ¡que te he pillado!

Estas enseñanzas no sólo te sirven en la vida laboral. Opino que son también aplicables a la personal. Si un amigo o conocido te pide un favor, ¿qué haces? ¿Te desvives, o dices: "anda y que se apañe"? Los que tenemos hijos, en ocasiones, hemos sido duros con ellos, en vez de empatizar y ponernos en su lugar (¿quién no ha tenido quince años?). Porque los padres no dejamos de ser los "líderes" de nuestros hijos. Aunque a partir de determinada edad, somos unos zopencos jurásicos que supuestamente no servimos para nada. Si discutimos a gritos en casa, volvemos de la calle borrachos y vomitando, fumamos dentro del coche, robamos comida en el supermercado, ridiculizamos a nuestros vecinos por ser de otra raza, ¿qué lecciones estamos transmitiendo a nuestros chavales? Los padres siempre buscamos lo mejor para nuestros churumbeles, eso se da por descontado, pero, ¿os imagináis a un progenitor que pretende robarle la herencia, o el dinero que vayan a ganar en el futuro, a su propio hijo, para lucrarse él, y dejar al chiquito desprotegido? Sería escandaloso, propio de un apestado. Pensad en ello cuando vayáis a votar.